AFORTUNADAMENTE, en esta ocasión, y esperemos que sirva de precedente, el Comité de Competición no se ha ensañado con el Betis y esas patadas que habitualmente le dan a Lopera en el culo del club no ha sido muy fuerte. Me refiero a la sanción que le ha caído a Paco Chaparro, que ha sido muy alta para lo que hizo el competente técnico trianero y muy leve para lo que se desprendía del acta. Era una redacción perversa y plena de animadversión lo que relataba el cántabro Teixeira Vitienes, un árbitro que rara es la vez que no le pega un refilonazo al Betis, ya sea antes, durante o ya terminado el choque de turno.

¿Antes también? Sí, antes de jugar también ha agredido Teixeira al Betis, Real Betis Balompié por cierto. ¿No se recuerda aquella noche en que impidió que el Betis vistiese como había vestido durante un siglo en el campo del vecino y eterno rival? Aquello fue una agresión en toda regla y fue antes de que el balón empezase a rodar. Una agresión en toda regla a la esencia de un club centenario. No se sabe si incitado por algún experto en derbis que pasaba por allí, por capricho y ganas de fastidiar o por daltonismo, el Betis fue privado de uno de sus derechos fundamentales, el de lucir sus colores en un lugar donde los había venido luciendo desde los tiempos más remotos.

Aquello fue antes de jugar y lo del domingo fue después. En la tranquilidad del vestuario, el citado Teixeira Vitienes hizo una descarga malintencionada de inexactitudes y de perversos juicios de valor que, afortunadamente para Chaparro y para el Betis, no encontraron caldo de cultivo en el comité disciplinario. Que ya verían animadversión arbitral los del citado sanedrín para no empitonar una vez más al Betis. El castigo insisto en que es excesivo visto lo ocurrido en el campo, pero afortunadamente leve para lo que el cántabro vertió en el acta. Por una vez, Competición no se ha ensañado con el pobre Betis y ojalá que esto sirva de precedente.