La tribuna económica

Joaquín / Aurioles

Coyuntura andaluza

NECESITAMOS una ración de optimismo y la publicación por parte del BBVA de la revista Situación Andalucía de septiembre de 2010 contribuye, en cierta medida, a satisfacerla. La valoración de los analistas de la entidad financiera es tremendamente prudente y advierte de que las mejoras que se perciben en el entorno quedan todavía alejadas de las proximidades de la economía española y mucho más de la andaluza. Hemos quedado más afectados que el resto por las calamidades de la crisis y es lógico que ahora nos cueste más trabajo salir. Crecemos como el conjunto de España, es decir, bastante menos que el resto de Europa, y tenemos más parados y, sobre todo, muchos más jóvenes en el desempleo. En cualquier caso, se esperan influencias positivas procedentes del exterior durante los próximos meses, aunque su transformación en impulsos de crecimiento interno dependerá básicamente de nuestra actitud y de nuestra voluntad para afrontar con seriedad la reparación de los desperfectos del temporal y para corregir nuestras deficiencias estructurales, algunas de las cuales están específicamente tratadas en el documento.

Se hace eco la revista de que, según el Informe PISA, Andalucía presenta los peores resultados de España en materia de rendimiento escolar y que los nacionales quedan a su vez muy alejados de la media europea. También se alude al bajo nivel de productividad y a sus adversas consecuencias sobre la competitividad de la economía regional, circunstancia especialmente trascendente en estos momentos, dado que entre los principales retos que están planteados figuran un mayor grado de apertura al exterior y el aprovechamiento de los efectos de arrastre de la recuperación en el resto de Europa.

Una de las principales razones para el moderado optimismo de los analistas reside, precisamente, en la mejora de las expectativas de crecimiento para el próximo año en el conjunto de la Unión Europea. Crecer a tasas próximas al 2% en un contexto de severo ajuste fiscal, es decir, con un sector púbico que frena, en lugar de empujar, significa que los fundamentos de la recuperación son verdaderamente sólidos y que se encuentran básicamente en el sector privado. También contribuye la restauración de la confianza en el sector financiero. La publicación de los test de estrés y el aclarado en el confuso panorama de las cajas de ahorro, junto a los avances en materia de regulación bancaria a nivel internacional, han resultado providenciales, lo que no impide que los riesgos procedentes del sector financiero sigan siendo el principal motivo de preocupación a nivel global en estos momentos.

También invita al optimismo la evolución de los datos de déficit público, que están consiguiendo convencer a propios y extraños de la firme decisión del Gobierno de cumplir con sus compromisos de consolidación fiscal. Por fin, un cuadro de expectativas con elementos esperanzadores, después de tres años de resignación, sobre el que conviene proyectar cuanto antes la forma en que Andalucía puede aprovechar la coyuntura para restaurar la convergencia con España y Europa y afrontar la magnitud de sus desequilibrios estructurales.

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