Coge el dinero y corre

fede / durán

Crimen y castigo

EL pasado verano, la Autoridad Bancaria Europea divulgaba uno de esos sonrojantes informes para España, tan sonrojante como los del paro, las cargas burocráticas, las dificultades para hacer negocios o la corrupción percibida entre mortales, observadores y ensayistas: nuestros altos directivos del sector financiero son los mejor pagados del viejo y cada vez más achacoso continente con 2,43 millones de euros anuales (datos de 2011). Hace unos días, el Gobierno admitía que será imposible recuperar 36.000 millones inyectados desde dentro a ese mismo sector (recuerden que también hubo un rescate externo) pese a las promesas formuladas tiempo atrás en sentido contrario. El 13 de julio de 2012, travestido con la jerga tecnicista que llama ajuste al recorte, Moncloa anticipaba un tajo de 3.000 millones en educación y 7.000 en sanidad. El tijeretazo acumulado en I+D en el trienio 2010-2012 es del 37%. Los funcionarios han perdido poder adquisitivo. El CSIC casi la palma. Las tasas judiciales se dispararon. Las indemnizaciones por despido se jibarizaron. Wert insinúa que las becas Erasmus pasarán de 40.000 a 20.000, además de afirmar que el trasvase/exilio de talento no es en absoluto negativo. Ah, los impuestos subieron (IVA, IRPF), la deducción por adquisición de vivienda habitual pasó a mejor vida y se enterraron distintas bonificaciones a la contratación.

Este resumen evidencia que Rajoy prefirió premiar al tramposo a costa del contribuyente (sí, también por la amnistía fiscal). Las ex cajas y neobancos anabolizados con millonarias ayudas demuestran que la cultura dominante fue la del abuso. ¿Cuántos olvidaron el propósito esencial de una entidad de crédito -dar crédito, pardiez- para dedicarse al arte del favor, la especulación y el abuso retributivo? ¿Cuántos diletantes ocuparon puestos de enorme responsabilidad? Pero lo peor es el mensaje que queda: defrauda que no habrá guillotina. El castigo en España está pensado para el pobre, el yonqui o el estafador de poca monta. El sistema respeta a los moradores de las alturas porque está regentado por pares.

La derecha y la falsa izquierda admiran a Darwin en la misma medida en que desprecian a Hannah Arendt. Su fe en la ley de la selva es tan fuerte como su desprecio a la apertura de la democracia. Confunden a sabiendas la antipolítica con la transformación de la política. E ignoran, deliberada y peligrosamente, lo que Moisés Naím considera la revolución de la transparencia, o sea, el control cada vez más férreo del ciudadano hacia las administraciones públicas y sus ejecutivos. Corolario: aunque saben que sabemos lo que hacen mejor que nunca antes, siguen haciendo lo mismo. En Francia, implicaría un levantamiento popular. En España, de momento, apenas un ceño fruncido.

Hay más: Bruselas proclama ahora que nuestra banca es solidérrima. Y De Guindos lo complementa dando por zanjado (que no pagado) el rescate. Sólo falta que las cúpulas rebajen notablemente sus retribuciones, pidan perdón y regresen a la esencia del préstamo asequible, aunque sea una esencia tan despojada de romanticismo.

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