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La crónica económica

Rogelio Velasco

Crisis financiera y papel de los bancos centrales

LOS intensos esfuerzos que los bancos centrales de los países occidentales están realizando para contener la crisis financiera se están materializando en la ampliación de las opciones que los bancos privados tienen para acceder a recursos líquidos, con los que hacer frente a las demandas de dinero que a corto plazo tengan que satisfacer.

Esto es especialmente cierto para la Reserva Federal (Fed), en mucha mayor medida que para el resto de bancos centrales. Además de operaciones en el mercado de cambios, un banco central tradicional tiene, básicamente, tres formas de ampliar las posibilidades de los bancos privados para obtener recursos líquidos. Una primera, reduciendo el coeficiente de caja y liberando recursos cautivos de los propios bancos. Una segunda, aumentando los préstamos directos a las entidades. Y la tercera, aceptando la redención por recursos líquidos de cualquier título público (Letras del Tesoro, bonos públicos,…) que los bancos le presenten.

Los pasados días, sin embargo, la Fed ha incrementado las opciones a través de una nueva vía: ha aceptado títulos privados que están respaldados por hipotecas a cambio de Letras del Tesoro. De esta forma, se introducen en el mercado monetario títulos que son plenamente líquidos (Letras), por otros que no lo son (títulos con garantía hipotecaria).

El efecto fundamental sobre el mercado es que se aprovecha toda la liquidez existente por parte de aquellos que la necesitan y que procede de otros agentes que no la necesitan en este momento: los recursos monetarios se optimizan. La Reserva Federal podría incluso dar un paso más: si acepta como garantía títulos hipotecarios, ¿por qué no otros títulos que sean de igual o mayor calidad crediticia? Ya veremos en las próximas semanas.

Pero hay un problema asociado a este tipo de intervenciones: ¿no incrementan la amenaza inflacionista? Estas intervenciones no incrementan, en sí mismas, la base monetaria; sólo en la medida en que se produzca la monetización de las Letras. Pero es que, aunque la base se incrementase -a través de éste o cualquier otro mecanismo- en las circunstancias actuales la expansión de liquidez no sería inflacionaria.

Dado el nivel de precios, una expansión de la base monetaria que se adapte al incremento de la necesidad de liquidez (que es lo que está sucediendo) no es inflacionaria. Técnicamente, hay una diferencia fundamental entre un movimiento a lo largo de la curva de demanda de liquidez, a que ésta se desplace y tenga una respuesta por el lado de la oferta.

Lo que preocupa en la actualidad a los bancos centrales -especialmente al de EE UU- es que el sistema disponga de toda la liquidez posible, aún a costa de incrementar la base monetaria muy por encima del nivel no inflacionista a largo plazo. Cuando la crisis financiera se supere, los mercados vuelvan a la normalidad y las expectativas no sean negativas, será el momento de drenar el exceso de base monetaria para alejar el peligro de inflación.

Mientras tanto, seguiremos asistiendo a actuaciones de la Fed que nunca antes habíamos visto. Incluyendo la compra de títulos privados para suministrar liquidez.

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