Editorial

Cristiano, el negocio y el espectáculo

TRES días le han bastado a Florentino Pérez para ubicar al Real Madrid en el primer y tercer puesto de los fichajes más caros de la historia del fútbol mundial. Si el exitoso empresario ya ocupaba el escalón más alto con la llegada del francés Zidane, a éste lo flanquean ahora el portugués Cristiano Ronaldo, con 96 millones de costo semioficial, y el brasileño Kaká, con 65. En total, incluyendo comisiones y demás, la cifra global superará de largo los 170 millones de euros. La pregunta surge de inmediato: ¿Genera el fútbol ingresos suficientes para soportar semejantes cantidades en unos tiempos en los que la economía mundial, y la española en particular, tiembla cada vez que se ofrece un nuevo dato sobre su estado? La respuesta es tajante: no. Muchos presidentes de clubes de Primera División han reconocido las dificultades para abonarle las fichas a los futbolistas, y no ya a Cristiano Ronaldo o Kaká, que percibirán nueve millones de euros netos por cada una de las temporadas que abarcarán sus respectivos contratos con el Real Madrid. Por muchos ingresos que provengan de los derechos televisivos, que no se olvide que los diferentes operadores también malviven con sus penurias económicas; por mucho dinero que se pueda generar a través de la imagen de esas estrellas mundiales mediante la venta de camisetas y otras partidas publicitarias, hacer frente a semejantes salarios y a la amortización en los presupuestos anuales de los clubes es completamente imposible. Es sorprendente, pues, la manera que ha elegido Florentino Pérez para administrar el dinero del Real Madrid, de un Real Madrid que sigue siendo un club de los socios y no una SAD. No obstante, el fútbol mercantilizado y profesionalizado al máximo tiene cada vez menos de sentimentalidad y espíritu deportivo y más de negocio. Florentino Pérez ha hecho una enorme inversión y sólo el tiempo y los resultados de un Real Madrid que aspira a reverdecer laureles del pasado terminarán aclarando si la inversión ha sido rentable o constituye una fuga adelante en una situación de crisis a la que los triunfos del Barça han otorgado una singular gravedad y un particular relieve. Ya veremos.

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