Visto y oído

Antonio / Sempere

Críticos

EN la presentación de la Guía del Cine Español celebrada esta semana en la Filmoteca Española, Carlos Aguilar, autor de 6.500 fichas de películas, se defendía ante las acusaciones de quienes han señalado que, además de explicativas, éstas contengan juicios de valor. Como si lo mejor del libro no residiese en este extremo. Que además de la información, el firmante se permita el lujo de opinar, y los lectores, de establecer un juego cómplice identificándose o no con sus posicionamientos.

El lunes asistí al pase de prensa de Canciones de amor en Lolita´s Club. Allí estaba Carlos Boyero, que como siempre se sentó solo, esquinado, a su bola. Antes de empezar la proyección, se leía a sí mismo en las páginas de Televisión de El País. A la salida de los Ideal, sólo habló con José Ramón Rey. No escuché sus apreciaciones, pero los gestos lo dijeron todo. El viernes se desvelaría el misterio. La peli de Aranda, en principio, debía ser la elegida para la sección La crítica de la semana. Y lo fue. Vaya si lo fue. "Esa pretendida intensidad emocional ni perturba ni emociona. En el mejor de los casos da un poco de risa. En el peor, verguenza ajena". Ahí estaba mi Boyero. En Días de cine se limitaron a mantener una entrevista con el director Vicente Aranda. Pero no se mojaron nada. La pieza iba firmada por Lauro Martín, pero podría haber sido anónima. Yendo un paso más lejos, Boyero se permite el lujo de plasmar su estado anímico, relacionado con asuntos que poco tienen que ver con la obra pero sí con la vida de quien la mira. Emulándole, porque le defiendo, justo es decir que hoy, para mí, no es un buen día. Estoy triste porque un amigo, un puntal, se ha trasladado lejos. Y ya se sabe que a un amigo, a un puntal, conviene tenerle a mano. Qué otra cosa no son los amigos que esos ojos que te miran. Esos ojos a los que miras. Boyero, un día así, diría que está jodido. Pues eso.

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