SE imaginan ustedes que Fernando Torres o Puyol arremetieran contra la Federación Española de Fútbol por no querer jugar un partido oficial de la Selección Española en el estadio Riazor de La Coruña ya que el clima lluvioso y frío no es favorable a su juego? ¿Se imaginan ustedes que Pau Gasol o Rudy Fernández arremetieran contra la Federación Española de Baloncesto por no querer jugar un partido oficial de la Selección Española en Sevilla ya que el calor que pueda haber en San Pablo les hace rendir menos que si se jugara en el fresquito del Palacio de Deportes de León? Pues eso, ni más ni menos es lo que han hecho la mayoría de los jugadores seleccionables y el capitán del equipo español de tenis de la Copa Davis contra su Federación porque ésta se ha decantado por Madrid como sede de la semifinal frente a Estados Unidos el próximo mes de septiembre.

La excusa, amén de las cuitas personales que cada cual tenga con el presidente Pedro Muñoz, es que Madrid se encuentra a 600 metros de altura y eso hace que la bola vaya más rápida. Eso sí, Madrid, que se sepa, aún no es Cuzco o La Paz como para que ése sea un factor decisivo o para que Roddick pueda ahora batir en tierra a ningún español. De hecho, en ese mismo Madrid de la altitud Rafa Nadal o Juan Carlos Ferrero han ganado sendos Masters Series… ¡En pista rápida! Por el contrario, Madrid ofrece un escenario de más de 20.000 personas, ofrece un millón de euros de canon cuando lo que se pedían eran 750.000 y ofrece 300.000 euros de prima a los jugadores (ganen o pierdan) más otros 300.000 destinados a la promoción del tenis base. Argumentos más que suficientes y de más peso que 600 metros de altitud. A no ser que otras cuestiones sean las reales del comunicado y se haya querido aprovechar la elección de Madrid para encender ventiladores con nivel tres. Eso sí son otras historias.