TRABAJO de actores a pulso, con miradas, gestos, palabras y silencios. Sin artificios, como si fueran escenas de la vida cotidiana sacadas de una cámara de vigilancia. Como un reality pero con la inteligencia de unos diálogos tan explícitos que dejan muchas cosas en el aire. Son personajes con fondo, que se dibujan sobre una apariencia que oculta mucho pasado. El argumento son simples encuentros de parejas, escarceos surgidos por webs de contactos, historias que se entrecruzan y un espectador que se suma a ese flirteo furtivo, a un dogging sentimental de menos de media hora. Menos de media hora: eso es imposible en la televisión en España. Ya casi ni los pronósticos del tiempo duran menos de media hora.

Esos mimbres de encontronazos psicológicos a salto de mata pertenecen a una serie británica, Dates, que de forma discreta se ha aposentado en Canal + 1 (y que se pueden ver en cualquier momento en aplicaciones como Yomvi) y que es de lo mejorcito que se ha estrenado en estos meses junto a Masters of Sex.

Channel 4, es decir, la Telecinco de los paisanos de Isabel II, es la cadena que produce Dates, con una apariencia muy urbana para una esencia teatral. Episodios concisos que se reducen a lo que puede dar de sí una cita a ciegas y las repercusiones de ese impacto visual y dialéctico entre dos desconocidos que necesitan amar a alguien. En un par de frases se desprende toda la ternura que otros expanden por hora y media de argumento y en un intercambio de miradas se palpa el hastío, el desencanto o una pasión. Y por encima de todo, unos actores sin remilgos y sin posturismos.

No hay en España ni una cadena que en estos momentos quisiera arriesgar tanto (en verdad, tan poco) para producir episodios de media hora con esa ambición. Y uno piensa en tantos millones tirados en productos de usar y tirar, entretenimientos de caspa, que han desperdiciado TVE o Canal Sur. Con actores y guión se podrían hacer muchas más cosas que seriales para abuelos.