CUESTIÓN muy en candelero es la de si el Sevilla debe ir al mercado para recomponer el desaguisado abierto en su portería. La lesión de Beto no es ninguna fruslería, pues lo que no tendría por qué preocupar en un jugador de campo, en un portero resulta muy inquietante. Por una lesión clavicular se han tenido que ir a su casa muchos porteros y, aunque no tenga por qué ser éste el caso, lo cierto es que la vuelta del portugués se va a demorar.

Y esa demora juega en contra de las urgencias que abruman al Sevilla a estas alturas de la temporada. Con la Champions a mano y el Borussia Mönchengladbach asomando la patita tiene el Sevilla la necesidad de afrontar este futuro tan a corto plazo con las debidas garantías. Y esas garantías pasan por manejarse con un portero experto y que se mueva airosamente por las dificultades que acarrea la alta competición. ¿Puede el Sevilla asegurar que su puerta está afianzada?

No se trata de poner en duda las cualidades de Sergio Rico. Las de Barbosa no las cuestiona un servidor sino el propio entrenador que lo relegó en beneficio del joven canterano. En fútbol, como en la vida, hay veces que se da lo de que no hay mal que por bien no venga y aquí podría darse el caso de que la ausencia de Beto propiciase el hallazgo de un guardameta para años. Además, como más gusto da, siendo de la casa y, mejor todavía, adicto a la causa, pero...

Si sale con barbas San Antón y en caso contrario, la Purísima Concepción se decía el desmañado escultor ante la madera virgen. No puede el Sevilla correr dicho albur cuando es tanto y tan importante lo que tiene en juego. Doctores tiene la Iglesia y conocimientos Monchi para saber a qué carta quedarse, pero sería una pena que el Sevilla tirase a la cuneta el temporadón que estaba llevando a cabo. Sergio Rico tiene muy buena pinta, pero sin presente puede peligrar el futuro.