DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Debilidades

Los socialistas son conscientes de sus carencias en Sevilla, pero confían en la fragilidad del PP para ganar

Al margen de lo que pase en las próximas semanas en Cataluña y de cómo la situación que allí se cree después de las elecciones de diciembre condicione la financiación de Andalucía y, por tanto, su capacidad de prestación de servicios públicos, el núcleo duro que rodea a la presidenta Susana Díaz piensa ya en los comicios municipales de la primavera de 2019 como la prueba que medirá la fortaleza de los socialistas y posibilidades reales de perpetuarse en el poder. En el estado mayor de la calle San Vicente se considera que sólo una catástrofe, por ahora no previsible, podría apartar a Juan Espadas de la Alcaldía, circunstancia que se produciría si los socialistas no son la fuerza más votada y una suma de Partido Popular y Ciudadanos da los escaños que permitan la gobernación de la capital. Pero se es consciente de dos debilidades estratégicas a las que no se ha querido o no se ha sabido poner remedio hasta ahora. La primera es la evidente sensación -algo más que sensación- de abandono por parte de la Junta que tienen lo sevillanos y que se ha vuelto a evidenciar en los Presupuestos de 2018. Sevilla, las grandes infraestructuras que dependen del Gobierno andaluz, no está en su agenda de prioridades. La falta de disponibilidad de recursos y el miedo a que cualquier gesto con Sevilla se interprete como favoritismo centralista hacen que se pongan por delante los intereses de otras ciudades, como se demuestra año a año con la ampliación del Metro, convertida en el sueño imposible de la capital.

La segunda tiene que ver con la propia gestión que realiza Juan Espadas, al que se considera un alcalde eficaz y que transmite seguridad, pero que rodea su gestión de una discreción que la hace opaca y que no entusiasma ni en los distritos más proclives al voto socialista. Espadas está aprovechando, sobre todo para la consolidación del turismo como motor económico de la ciudad, estos tiempos de recuperación. Pero faltan realidades que hagan ver a los ciudadanos que más allá de hoteles y veladores hay una ciudad dinámica y con proyectos.

Pero el optimismo socialista lo abona, por encima de otras circunstancias, la enorme fragilidad que presentan sus rivales más directos. El Partido Popular no encuentra su sitio en Sevilla por las fuertes divisiones internas que lo destrozan y por el caos en el que también vive a escala regional. Que a estas alturas todavía no se sepa quién va a ser el candidato y que el último aspirante con posibilidades serias, Beltrán Pérez, haya sido vapuleado desde dentro como lo ha sido no augura nada bueno para esta formación. Demasiadas debilidades para una ciudad que necesita política de altura y estímulos como el comer.

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