Hay un dicho popular que explica que la confianza se gana, el respeto se da y la lealtad se demuestra. En la vida personal y profesional muchas veces el egoísmo, la inseguridad o la venganza se imponen a la lealtad. En la política pasa lo mismo, pero se retransmite en directo. Esta semana se ha notado a la presidenta de la Junta disgustada con la decisión de Pedro Sánchez de que el PSOE se abstenga en la votación sobre el Tratado comercial de la Unión Europea con Canadá. ¡Se la llevaban los diablos! Esta pareja nos dará aún más días de gloria. Y también se les ha visto el plumero al novato consejero de Cultura de la Junta y al veterano ministro de Hacienda del Gobierno.

En Málaga ha causado sorpresa y una cierta indignación que el Museo de Bellas Artes y Arqueológico de La Aduana, abierto hace seis meses, tras 40 millones de inversión, cierre por las tardes en verano. El consejero de Cultura acudió, muy valiente. (Bueno, estaba de paso hacia el Festival de Música y Danza de Granada). En Málaga pensaron que llegaba con una solución sobre el horario de este museo que ha estado cerrado 20 años. Pero no. Vino a ejercer un deporte que de ser olímpico procuraría a España muchas medallas cada cuatro años: la deslealtad institucional. El consejero hizo primero propaganda. Dijo que el museo se ha hecho gracias a Zapatero y contra el criterio de Rajoy, que cuando fue ministro de Administraciones Públicas se opuso. O sea, el viejo y tú más; no se cansan.

Para continuar con la explicación de que cierre las tardes en verano, el consejero sacó la bandera izquierdista para lanzar una deslealtad contra el Ayuntamiento del PP. Sostuvo que mientras la Junta hace una gestión pública del patrimonio, el Ayuntamiento de Málaga, de otro signo político, administra sus museos a través de la privatización o la externalización. Es un argumento confuso: ¿cierra por las tardes porque es público? Y, en fin, que está explorando un arreglo para el año que viene. Que no sabe por qué Museo de Almería de su Consejería sí abre por las tardes en verano. Que eso depende de una negociación con los sindicatos y del presupuesto...

El hombre del presupuesto nacional, el ministro Montoro, también se pitorreó un poco de la oposición esta semana en una Comisión del Congreso, al explicar por qué hizo la amnistía fiscal declarada ilegal por el Tribunal Constitucional. Dijo que a él no le gustó, pero que no tuvo más remedio y que ha sido buena para el progreso y el empleo del país. El ministro se reía mucho de la reprobación que le van a hacer el martes. Es curioso lo puntilloso que se pone el PP con el cumplimiento de la Norma en el asunto catalán, y cómo le resbalan las leyes cuando realiza estos embrollos. Imposible aprobarlo.

Así no se gana la confianza de los ciudadanos ni se consigue su respeto. Como decía Mark Twain, hay que ser siempre leal con el país, pero con el Gobierno sólo cuando se lo merezca.

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