Por derecho

Martín / Serrano

Derecho viene de justicia

HA sido un año cargado de asuntos jurídicos relevantes para muchas hermandades, que ha visto el prácticamente definitivo arreglo de la cuestión de las nazarenas, a través de caminos interpretativos inexplorados y, a qué negarlo, difíciles de compartir por quien esto escribe. Al final, el asunto queda reducido a tres casos testimoniales, de innegable simbolismo pero mínima relevancia estadística. En otro orden, no han sido ajenos a las cofradías pleitos internos y externos -los hubo siempre-, precabildos caldeados que se enfrían antes de alcanzar el punto de ebullición, reclamaciones de diverso tipo a la autoridad diocesana, e incluso alguna incursión por las páginas de justicia de la prensa local.

La emersión de lo jurídico en el mundo cofradiero es ya una realidad innegable. Conviene, por tanto, incluir en los planes de formación previstos para los miembros de las juntas de gobierno unas nociones jurídicas básicas -civiles y canónicas-, que les doten de los elementos necesarios para el cumplimiento de su misión y les hagan conscientes de su responsabilidad, también jurídica, ante la Iglesia, sus hermanos y cualquier persona ajena a la hermandad que se relacione con ella. Pero, sobre todo, se debe inculcar en quienes participan en este mundo de las cofradías que las armas que nos conceden las leyes para defender nuestros derechos se orientan a un fin superior; que hay que huir de la tentación leguleya, del recurso fácil al experto conocido para que sugiera el modo procesal de bloquear una determinada decisión o allanar el resultado pretendido en un cabildo; insistir, en suma, en que la verdadera esencia del Derecho es la de ser instrumento al servicio de la justicia que lo legitima.

Lo dice Ulpiano: ius a iustitia appellatur, que viene a ser lo que traduce el título de este artículo. Se equivocaba el jurista romano en cuanto a la etimología de la palabra, pero acertó en el fondo de la cuestión: o el derecho es un instrumento para conseguir lo bueno y lo justo o no es derecho. Sin entrar en consideraciones más profundas, nos jugamos mucho en ello ante quienes nos contemplan reticentes.

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