GRIMA da ver la imagen de Alaska, la cantante, banderilleada y sangrando. Banderillas en su espalda de antitaurina convencida que agreden la visión del más curtido de los taurinos. Una mujer sensiblemente favorecida en la imagen, sin duda por los efectos del photoshop, y que alerta al personal de lo inhumano de la fiesta taurina con una desagradable visión de su cuerpo desnudo y sangrante por el efecto de unos pares de banderillas. Me parece puro surrealismo llevar las cosas a este punto por mucha pena que nos dé el duro destino del toro en la plaza. Insistir en que no existiría el toro bravo sin corridas me parece predicar en el desierto, hablar para el peor sordo, el que no quiere oír. Hoy se presenta un alegato defensivo de la fiesta en Bruselas por esa Mesa del Toro que agrupa a todos los estamentos de la cosa y lo cierto es que, como están las cosas, con esa Alaska banderilleada y tan fotogénica...