Con efecto

Javier / Mérida

Descarga de presión, exigencia de carácter

SÉ de sobra que lo que más le molesta a un futbolista es que le digan que carece de carácter, que es un blandito o un pusilánime sin coraje, porque aunque a alguno habría que decirle simplemente que su juego es horrible, eso, aunque sólo sea por respeto, nadie se lo dirá públicamente.

La plantilla del Betis ha sabido jugar al fútbol divinamente, ha vivido en paralelo con un estado institucional convulso y ha salido airosa. Incluso ha soportado la exigente presión de que sobre sus espaldas recaiga mucho más que el futuro deportivo de la entidad, ya que se le hizo ver ya en verano que hasta la supervivencia pasaba ineludiblemente por el ascenso.

Hoy, cuando pierden, quizá alguien deba dar un golpe encima de la mesa y decirles a esos futbolistas que no se aprovechen de esa misma coyuntura del club, incapaz a su vez de crear alguien con fuerza para ponerlos firmes, para decirles que el Betis es igual de grande sin ellos, aun en Tercera, y que quienes se juegan su futuro son ellos. Y que éste será como desean sólo si ascienden, y no como les vendía el fantasma que los primaba con el dinero que hoy no tiene el Betis.

Golpe fuerte encima de la mesa, por tanto, y presión fuera. Porque al futbolista sólo hay que exigirle carácter, y si no lo tiene que le pregunte a su representante cómo lo plasma él en una mesa de negociación. En definitiva: que pida el balón y lo juegue, que no se esconda tras el rival, que sienta vergüenza de no acompañar en Zorrilla las ganas de un niño como Ezequiel, que arengue y lidere a sus compañeros y, como dice Gordillo, que corra por ellos si fuese menester. Porque el jugador del Betis tiene fútbol y lo ha demostrado, y esta solidaridad es la única manera de que regrese. Me malicio que Mel lo sabe. Pues que no lo pida más, que lo exija.

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