NO parece muy de recibo que en un acto en el que se ha prohibido expresamente tomar imágenes, el fotógrafo de ecos de sociedad de un periódico local se pasee con total descaro retratando a unos y a otros. Esto es, como mínimo, descortés con los diarios competidores que sí respetan las normas. Sucedió el pasado martes en la recepción presidida por los Príncipes en el Alcázar. Como es habitual en este tipo de actos, la Casa del Rey no autorizó la entrada de reporteros e incluso el presentador del acto recordó a los asistentes que estaba prohibido usar los móviles para tomar fotografías. La actitud del fotógrafo produjo un gran desagrado entre el personal de uno de los organizadores , en concreto Cajasol , que le recriminó su proceder. No ocurrió así, en cambio, con los responsables de otras de las instituciones convocantes, que incluso posaron encantados. Y es que algunos parece que se mueren por afirmarse y otros por salir en la foto.

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