PRIMERO de Mayo. Suena a pasado, pero casualmente es hoy. Evoca conciencia de clase pero hoy la clase es de sevillanas para quienes se incorporan a la Feria cruzando el puente de los festivos. Somos la cantera europea del desempleo pero quienes escasamente se manifestarán hoy son los dirigentes sindicales del empleo atornillado. Los jóvenes tienen ante sí un horizonte dificilísimo para alcanzar el estatus de trabajadores bien retribuidos pero en su hoja de ruta está más la botellona nocturna en el real que su realidad sociolaboral. La pregunta del millón (de parados): ¿sabrán los canis qué es el Primero de Mayo?

La Feria es una fiesta que se celebra mayormente compaginada con días laborables, da pie de sobra a compatibilizar la reivindicación con la jarana. El día tiene más horas que rebujitos. Pero hasta los sindicatos van a pasar de puntillas por el 1-M. Apenas representan o tienen vínculos con los desempleados, los sumergidos y los precarios.

En su carta pastoral con motivo del Día de los Trabajadores, el cardenal Amigo admite que es "casi un sueño" conseguir un empleo para toda la vida. Los sacerdotes son de los pocos ciudadanos cuyo currículo es de empleo único y vitalicio. Define bien Amigo a muchos empresarios y ejecutivos que presumen de ser católicos, apostólicos y romanos, cuando dice en su pastoral obrera: "La flexibilización laboral es una estrategia, incluso política e ideológica, para unas determinadas y no siempre confesables finalidades. Hay cuando menos una sospecha de utilización del trabajador que provoca unas evidentes condiciones de inseguridad en el empleo, incertidumbre permanente y desorganización de la vida individual y familiar".

Si el cardenal, a quien le van a aplicar la jubilación sí o sí, quiere seguir en activo, le aconsejo que estudie el censo de los titulares de cuentas en paraísos fiscales (y muy poco celestiales). Le sonarán muchos nombres de quienes le besan la mano como cristianos de toda la vida.