Editorial

Doñana, protección para el futuro

EL Gobierno central ha dado un paso definitivo en la protección del litoral de Doñana al concluir uno de los deslindes de costas más amplios de los que ha acometido en el país. La zona de dominio público marítimo terrestre no se queda sólo en el ámbito de la playa, sino que se extiende sobre toda la franja de dunas e, incluso, abarca alguno de los pinares que se asientan sobre estos suelos, de tal modo que el área deslindada se adentra hasta 4,5 kilómetros en el interior del Parque Nacional. Por ejemplo, el palacio de Marismillas, que es propiedad del Estado, queda dentro del dominio público. La decisión del Ministerio de Medio Ambiente va mucho más allá de los criterios seguidos en otras áreas del litoral español, o el andaluz, donde los hitos de Costas se han colocado apenas unos metros más allá del límite de las grandes mareas. En este caso, la Administración central ha seguido el espíritu de la Ley de Costas, cuyos redactores quisieron proteger todo el ámbito de influencia marina. Por eso, incluye las dunas y los pinares. La medida supone mayor protección para Doñana. Ello no significa que hasta ahora no estuviera convenientemente blindada, pero el Ministerio de Medio Ambiente ha querido evitar problemas en el futuro. Por ejemplo, la intención del Ayuntamiento de Almonte de establecer una línea regular de autobuses por la playa se encuentra ahora con un impedimento muy serio. Obligatoriamente, y debido a las mareas, la ruta de estos autobuses tendría que adentrarse en el territorio, pero ahora deberá contar no sólo con el permiso del Parque Nacional, sino de Costas. En el trámite del deslinde se ha producido una divergencia de opiniones entre el Gobierno y la Junta, que prefería que el dominio público llegase sólo hasta el primer cordón de dunas. Se ha tratado de una diferencia de carácter técnico que en ningún momento va a afectar a la gestión general del Parque Nacional, ya que éste seguirá gestionado por la Junta de Andalucía, según sentencia del Tribunal Constitucional. La medida debe contemplarse como un segundo nivel de seguridad para asuntos que puedan suceder en el futuro. Doñana, que es un enclave único en Europa occidental, queda así más protegido con independencia de las tribulaciones del presente.

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