La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Duraderos dictadores gallegos

Como ocurriera con Franco, su apreciado paisano, Fidel Castro ha muerto anciano e invicto

Medio traspuesto oigo una voz anciana y quejosa: "Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo y a los amigos de América y del mundo, que hoy 25 de noviembre, a las 10:29 de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz". Y se me viene a la memoria otra voz igualmente anciana y quejosa oída en las primeras horas de otra mañana: "Españoles, Franco ha muerto: el hombre de excepción que ante Dios y ante la Historia asumió la inmensa responsabilidad del más exigente y sacrificado servicio a España, ha entregado su vida, quemada día a día, hora a hora, en el cumplimiento de una misión trascendental".

La dictadura de Franco duró 36 años, hasta su muerte a los 83, y la de Castro 57, hasta su muerte a los 90. Duros y longevos, los dos dictadores gallegos no se llevaron mal. Siendo tan distintos les unía, además de la morriña, el desprecio por la democracia y el odio a los Estados Unidos. En Biografía a dos voces (Debate, 2006) Ignacio Ramonet recoge estas palabras de Castro: "Franco tiene que haber crecido y haberse educado con aquella amarga experiencia [la pérdida de Cuba en el 98]... Lo que hizo la Revolución Cubana, resistiendo a EEUU, rebelándose contra el imperio, puede haber sido visto por él como una forma de revancha histórica de España… Los cubanos hemos reivindicado el sentimiento y el honor de los españoles".

El afecto era recíproco. Cuando en 1960 el embajador Lojendio se anticipó medio siglo a las broncas de Sálvame (pionero mérito televisivo nunca reconocido a nuestro país), interrumpiendo en directo y a gritos una comparecencia televisiva de Castro, Franco montó en cólera y dio esta famosa orden: "Con Cuba, cualquier cosa menos romper". Lo cumplió. En 1985, Castro decía a El País: "Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. Pese a las presiones que tuvo, no rompió las relaciones diplomáticas y comerciales con nosotros. No tocar a Cuba fue su frase terminante. El gallego supo habérselas. Que se portó bien, caramba". Demostrando su agradecimiento, Castro decretó tres días de luto oficial tras la muerte de Franco.

Como su apreciado paisano, Fidel Castro ha muerto anciano e invicto. Hay dictadores que mueren violentamente y otros que lo hacen en el poder y viejos un 5 de marzo de 1953, un 20 de noviembre de 1975, un 9 de septiembre de 1976 o un 25 de noviembre de 2016.

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