Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Echenique

EL futuro presidente de RTVE tiene nombre de actor de esas telenovelas que algún día, ya sea con un gestor por consenso o designado a dedo por un partido, deberían eliminarse de la programación de La 1. Más allá de los telediarios, el consenso no trajo mucha más calidad a TVE. Leopoldo González-Echenique es el tapado nombre (algo típico en la historia de la pública) que guardaba Rajoy, o más bien Soraya Sáenz de Santamaría, para retranquear el presupuesto y el organigrama en Prado del Reír. No parece que el designado sea de línea tan dura como para convertir en un gran Intereconomía a La 1. Pondrá en los informativos gente de la confianza de la Moncloa y por la parrilla deambularán nombres inclinados a la causa del actual Gobierno: nada distinto de lo que no haya ocurrido durante lustros en la casa. Con el próximo cesante de Fran Llorente la doctrina directa dejó de cuajarse por La 1 y sus hermanas porque ya estaban Cuatro o La Sexta para cumplir la tarea. Como hacen en favor del PP los mencionados del gato o 13 TV, semiperdidos por la TDT.

A Leopoldo se le amontonarán los problemas, con o sin consenso. Menuda papeleta y cúmulo de incomprensiones le aguardan. Sólo tiene el camino de tirar para adelante. Como "perfil técnico" su prioridad serán las cuentas por encima de todas las cosas: la rentabilidad, el cumplimiento aritmético. La calidad, la idoneidad, el olfato periodístico, el arrojo son cualidades que quedan en un segundo plano cuando te sientas en un sillón y debes recortar 204 millones de una tacada. No esperen florituras de la futura directiva de Torrespaña. Se ahondará en la programación de supervivencia y habrá que confiar en que al menos se mantenga la intención de crear "servicio público con público". La pervivencia de RTVE será digna de una novela de ese escritor peruano de apellido presidencial.

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