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Helena Arriaza

Empacho electoral

TODAVÍA quedan veinte días para las elecciones. Desde el punto de vista televisivo tres semanas es demasiado. Me gusta la televisión y me gusta la política, pero el empacho electoral al que están sometiendo las cadenas a la audiencia es excesivo, y más cuando ninguno de los líderes políticos cuenta cosas nuevas. En la campaña electoral de diciembre hubo debate a dos, debate a cuatro, los candidatos a la presidencia fueron a visitar a María Teresa Campos a ¡Qué tiempo tan feliz!, se sometieron a las preguntas de los ciudadanos en La Sexta Noche, intentaron ser divertidos en El Hormiguero, charlaron amigablemente con Bertín, de forma más seria con Jordi Évole y con los presentadores de informativos e incluso demostraron su valentía en Planeta Calleja.

Seis meses más tarde y sin haber empezado aún la campaña electoral las cadenas vuelven a ver una oportunidad para competir por qué cadena puede más en la lucha por llevar a los líderes a sus programas y conseguir más audiencia que la competencia. Tienen tanta ansia por competir que no importa si el mismo cabeza de lista va el mismo día y a la misma hora a dos programas de las cadenas rivales. Como hace pocos meses de la anterior campaña se encuentran ante el problema de que no pueden, o al menos no deberían, repetir la forma y el programa en el que entrevistar a los candidatos. Por eso tienen que ingeniárselas para sorprender a los espectadores, pero no por intentar innovar siempre se consigue un buen resultado. La semana pasada se estrenó el programa 26J Quiero gobernar, presentado por Ana Rosa Quintana. Se trata de un formato en el que la presentadora y varios niños entrevistan a Pablo Iglesias, Albert Rivera, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. Los dos primeros estuvieron la semana pasada en el programa y mostraron su lado más tierno con los más pequeños, habrá que ver hoy a Pedro Sánchez. Un lado que deberían dejar para su vida privada. Está bien saber que tienen sentimientos y se enternecen como cualquier mortal, pero lo que interesa de cara a unas elecciones es otra cosa. Así que Ana Rosa mejor que se quede en la mañana, donde también entrevistará al cuarteto en estas semanas. Durante los próximos días aún nos queda por ver a Rajoy con los pequeños, a Susanna Griso convivir con los candidatos, a los presentadores de informativos entrevistarles, un debate moderado por periodistas de diferentes cadenas con tal de llevarse todos la audiencia o un debate entre mujeres con el único objetivo de feminizar la política.

La personalización de la política está bien hasta un límite que la televisión traspasa. Saber que los candidatos a la presidencia del gobierno son humanos, conocer su día a día y su forma de comportarse fuera de la política ayuda a conocer a quien puede estar al frente del país. Pero lo que están consiguiendo las cadenas es que creamos que solo existen cuatro candidatos acompañados por alguna mujer, que se vota a una persona y no a un partido y que es más importante su forma de ser que las políticas y soluciones que proponen. Y todo para que luego no se pongan de acuerdo.

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