Editorial

Empleo de escasa calidad en Sevilla

LA intensa destrucción de empleo provocada por la crisis económica, mucho más dramática en el caso de Sevilla debido a la debilidad intrínseca de su tejido económico y empresarial, acostumbra con frecuencia a dejar en segundo plano un factor clave en el actual debate político sobre la reforma laboral: la calidad real del trabajo. El Ayuntamiento sevillano, a través de su agencia para la promoción económica, Sevilla Global, ha hecho público esta semana un estudio en el que, entre otros factores, se exponen determinados datos objetivos sobre cómo es el empleo de los sevillanos, principal preocupación social en tiempos de crisis. La conclusión de dicho informe es que ciertos colectivos que forman parte del mercado de trabajo en Sevilla son víctimas de altos índices de temporalidad, tienen importantes lagunas en materia de formación y, en general, el valor añadido que aportan a la economía local es insuficiente en comparación con los parámetros europeos. El informe municipal, basado en una encuesta, señala además un dato alarmante: el 14% del mercado de trabajo hispalense es irregular. Esto es: ni estas actividades tienen incidencia fiscal ni sus empleados cotizan a la Seguridad Social, un factor propio de sociedades cuya economía es débil, cuando no subdesarrolladas. Que esto suceda en Sevilla, capital de Andalucía, no deja de ser paradójico. Al igual que otros diagnósticos: las extremas diferencias salariales entre hombres y mujeres y entre jóvenes y trabajadores adultos, o el exceso de la jornada laboral oficial. En materia de renta, la estadística municipal afirma que el salario medio en Sevilla es de 1.190 euros al mes. Una familia tipo (de tres o cuatro miembros) sobreviviría con un máximo de 2.000 euros al mes y, en general, sus progenitores -cuando ambos tienen empleo- tendrían dificultades para conciliar la vida familiar con el trabajo. Estos datos deberían hacer reflexionar a los dirigentes políticos sobre la necesidad de lograr un acuerdo que, al tiempo que mejore el mercado del trabajo, permita desarrollar otras actividades que, a medio plazo, nos ayuden a no depender sólo del turismo, los servicios y la función pública. La economía de Sevilla necesita formación e iniciativa. Hace falta un acuerdo para salir de la crisis.

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