Carlos Mármol

Espadas: nuevo plan de ruta

El PSOE baraja retrasar a febrero el proceso de elaboración de las listas para despejar de conflictos orgánicos el camino de su candidato · El programa electoral será clave

No es el único gran problema pero sí parece ser el más urgente e inmediato. La elaboración de la lista electoral de las municipales y sus inevitables efectos colaterales -las fuertes tensiones internas que se producen en el seno de los partidos políticos- se han convertido en un elemento potencial de inestabilidad para la estrategia de campaña de Juan Espadas, el candidato del PSOE a la Alcaldía de Sevilla.

El senador socialista tiene previsto poner en marcha a partir del próximo mes de enero una nueva fase de su hoja de ruta que, a priori, estaría marcada por dos factores: la celebración de un gran acto de proclamación oficial y, en paralelo, el intento de articulación de un discurso político propio y concreto sobre la base de lo que será su programa electoral para las inminentes municipales.

Ambos hitos, sin embargo, colisonan en el tiempo de forma directa con el proceso de gestación de la candidatura socialista al Ayuntamiento, que se desarrolla en clave interna y que según el calendario oficial previsto debería quedar cerrado más o menos a finales del próximo mes.

Tal coincidencia corre el riesgo de provocar un solapamiento crítico: mientras el candidato trata de hacer llegar su mensaje a los electores con mayor intensidad, la imagen de la candidatura puede verse contaminada por las luchas internas -inevitables, dada la situación en el PSOE de Sevilla- que implica la selección de los futuros concejales del Ayuntamiento. Todas las familias socialistas aspiran a tener cuota propia en la nómina definitiva: desde los antiguos opositores a la actual dirección provincial, reconvertidos ahora en oficialistas express, a los ediles afines a ésta durante los últimos cuatro años, alguno de los cuales aspira incluso a repetir. Obviamente, se da por descontado que otra parte de los puestos, aunque todavía no se sabe cuántos ni en qué situación de salida, serán designados de forma directa por Espadas.

La dirección del PSOE está estudiando, de común acuerdo con la Ejecutiva federal, fórmulas para poder salvar la situación. ¿Cómo? Dilatando hasta el máximo legal el periodo de presentación de las listas de forma que exista un margen temporal suficiente para que cuando se produzcan las lecturas orgánicas de los designados los mensajes esenciales de la candidatura de Espadas estén ya en la calle.

La idea pues es retrasar todo el proceso al menos un mes. De enero se pasaría a finales de febrero, aunque la fecha exacta dependerá de cómo vayan las cosas, con el único condicionante de no agotar los plazos oficiales de inscripción de las candidaturas. El proceso de elaboración y debate de las listas -formal, en la mayoría de los casos- es largo. La propuesta inicial la hace la Ejecutiva provincial. Las distintas agrupaciones territoriales se posicionan sobre la lista oficial -la votan y tienen en teoría, capacidad para rechazarla, aunque esta posibilidad no suele ser lo habitual- y acto seguido se elevan a los siguientes escalones jerárquicos de la organización hasta ser avaladas por el PSOE federal. Si tal proceso se produjera en febrero, Espadas contaría con casi dos meses sin que las posibles dificultades orgánicas condicionaran su imagen ante los ciudadanos.

La segunda fase de su campaña está centrada precisamente en este aspecto. Los estudios de opinión de los que dispone el PSOE señalan una mejora en los índices de conocimiento del senador. Algo por otra parte lógico: partía de un grado cero de popularidad, además de no haber intervenido nunca en la vida política local. La primera etapa de su campaña, que ha sido mucho más lenta de lo deseable debido a la situación política del Ayuntamiento (la permanencia del alcalde) y al calendario oficial fijado por la dirección federal en relación a la designación de los candidatos de las grandes ciudades, se ha centrado en darse a conocer y visitar entidades sociales, colectivos y barrios para presentarse como el nuevo referente del PSOE en Sevilla capital.

La tarea ha costado su tiempo. Fuentes socialistas estiman que esta etapa ha dado sus frutos -el candidato tendría ya, según su perspectiva, un grado de conocimiento sobre el electorado potencial de un 45%- y creen que es necesario -hay quien piensa que incluso urgente- dar paso a otra fase distinta que comience a fijar los mensajes esenciales de la campaña. O lo que es lo mismo: el programa electoral.

El principal problema que tiene el candidato socialista consiste en que su imagen -todavía débil para muchos ciudadanos- no está aún asociada con ningún proyecto político concreto. No sé sabe exactamente cuál es el proyecto de Espadas para Sevilla, en qué se diferencia del que ha encarnado el todavía alcalde y cómo va a acometerlo dada la actual situación política y económica. La importante presencia institucional de Monteseirín -que sigue patrimonializando la gestión municipal, aunque con menor intensidad- dificulta la cohabitación, igual que la puja interna en el seno del grupo municipal por posicionarse con vistas a la elaboración de la lista electoral.

El grupo socialista, de hecho, no está funcionando bien. En primera instancia la dirección política exigió a sus ediles que no compitieran con la candidatura de Espadas desde sus puestos institucionales. José Antonio Viera, secretario provincial, llegó incluso a pedir en público a Monteseirín que cediera su espacio al candidato. El mensaje de dar un paso atrás se ha ido asumiendo sin demasiado entusiasmo, casi con resignación.

Otra cosa es la colaboración para tratar de acortar la ventaja de Zoido. El candidato del PP tiene garantizada, por diversos medios, una cuota mediática que el alcaldable socialista aún tiene que compartir con el gobierno local. Por otra parte, los ediles socialistas, incluyendo al grupo afín a la dirección provincial, prácticamente no están teniendo empuje alguno en la tarea de apoyar a Espadas. El modelo táctico de 1999 no se está aplicando. Entonces, Monteseirín hizo campaña sin ser concejal. Le ayudó su cargo como presidente de la Diputación, pero también la labor de réplica al PP del entonces portavoz municipal socialista, Carmelo Gómez, tarea que en estos momentos no cumple el actual portavoz socialista, Alberto Moriña. El equipo de campaña de Espadas da la sensación de estar mucho más solo de lo que parece.

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