FERIA Toros en Sevilla hoy | Manuel Jesús 'El Cid', Daniel Luque y Emilio de Justo en la Maestranza

Antonio Fraguas Forges se atrevió a dar la receta para solucionar la cuestión de Estado, los problemas que nos acudían, para desatascar la delicada situación del país. Sucedió en los Cursos de Verano de la Complutense en San Lorenzo de El Escorial, charlando con su amigo Juan Cruz, y su contribución era tan sencilla como añadir una sola letra al nombre de la nación. Una consonante tan pequeña como matona, sinuosa como pocas, inocente sólo en apariencia: la 's'. Para Forges, el problema nacional se resolvía reconvirtiendo la denominación de España en Españas. Así de fácil. Naturalmente que todo el diálogo mantenido con el periodista canario estuvo sobrevolado por un sentido de la bonhomía y un lenguaje humorístico ante el que no cabía más que entregarse disfrutando del interesante ping pong de ideas.

Pero he de reconocer que después de esta definición forgiana hubo un silencio abismal. Que al contrario que otras muchas de sus ocurrencias, que fueron saludadas por murmullos cómplices, en esa microdécima de segundo que transcurre entre una palabra y la siguiente, entre un sujeto y un predicado, como diría Millás, hubo tiempo para que alguna mente rápida se atreviese a mirar por debajo de la cama, o a instalarse dentro del armario, para comprobar (el tiempo es relativo, y estos viajes están tan a la orden del día en nuestro cerebro que podemos constatar que hemos ido y hemos vuelto de según qué sitios) cuán distinto podría ser el paisaje y el paisanaje por haber o no haber una letra de por medio.

Forges no tuvo demasiada fortuna en su aventura televisiva titulada Pecadores impequibols (año 2014). Pero qué duda cabe que como tertuliano de un espacio no presentado por él podría darnos muchas alegrías. Habría que darle otra oportunidad.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios