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Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Esqueletos en el armario

NO soy lesbiana. Lo decía ayer en El Mundo María Teresa Fernández de la Vega. Como una liberación, la vicepresidenta exclamaba "¡por fin me lo preguntan!", y añadía que es un rumor inventado para hacer daño.

-¿Y lo suyo con una famosa presentadora de deportes de Televisión?

-¡Pero si no la conozco, que no nos hemos visto en la vida! ¡Y me casan con ella! Me han casado con muchas, eh. Me entero por los periódicos o internet. Me casaron con una médico, que tampoco conozco, con una amiga mía de Palma...

Lo de hacer daño, no es nuevo. Cuando el PSOE llegó al poder en 1982, se puso de moda ridiculizar al ministro de Exteriores, Fernando Morán. Todos los días circulaba un chiste de Morán nuevo, o uno viejo reciclado para ponerlo de tonto. Pero en política, como en la vida, lo que no mata engorda. Y aquel ministro, el último titular de la Cartera que era diplomático profesional hasta que ha llegado Moratinos, sobrevivió al infundio, aunque no al desamor de Felipe González que lo sustituyó por el mejor jefe de Exteriores que ha tenido la democracia española, Fernández Ordóñez. Con Ordóñez, España tuvo un fuerte protagonismo en Europa: frecuentaba en privado con sus colegas británico, francés, alemán e italiano, y juntos tomaban decisiones importantes. En la etapa de Ordóñez, la reciente cumbre europea de Londres de todos los grandes, no se habría celebrado sin España. Si dejamos a un lado los delirios de grandeza de Aznar, fue la mejor época de la diplomacia española.

Los chismes sobre políticos no tienen sólo color español. A Mitterand se le respetó que tuviese dos familias y una hija natural, Mazarine, que fue conocida tras su muerte, Pero al joven presidente Sarkozy no le perdonan una. Tiene una querella pendiente contra Nouvel Observateur, porque el semanario dijo que había mandado un mensaje de móvil a su ex esposa Cécilia en la que le decía si volvía anulaba la boda con Carla Bruni.

En Estados Unidos, miles de lectores del New York Times han protestado por la información que vincula al ganador de las primarias republicanas, John McCain (71 años), con una joven abogada de un influyente bufete. En 1987, Gary Hart, la figura del Partido Demócrata que tenía más posibilidades de derrotar a George Bush padre, tuvo que retirarse de las elecciones primarias porque la prensa informó de sus líos de faldas. Aunque el presidente Clinton durante su mandato dejó el listón de este capítulo bien alto.

Las campañas son momentos para remover el pasado de los candidatos, o para rectificarlo. Estos días Zapatero está vehemente, Rajoy moderado y Rouco transparente. El cardenal de Madrid se presenta de nuevo a la presidencia de la Conferencia Episcopal y El País decía ayer que es afable y cercano. Todo el mundo tiene su lado bueno.

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