La ciudad y los días

Carlos Colón

¡Facha el que no nos vote!

HACE años se extendió la broma del "Un bote, dos botes, tres botes… ¡Sevillista o bético (según el caso) el que no bote!". Lo de la reparación por las afrentas infringidas entre 1936 y 1950 a las mujeres andaluzas pagándoles 1.800 euros, es lo mismo en versión política electoralista. De lo que se trata no es de reparar un daño irreparable 74 y 60 años después de los hechos, dar a conocer unos aborrecibles comportamientos -el ricino, los rapados- de sobras conocidos, condenar a los verdugos -muertos la mayoría, amnistiados los supervivientes y suficientemente juzgados todos por la Historia- o resarcir por pérdidas materiales resultantes de incautaciones o expropiaciones abusivas e ilegales.

La decisión se ha justificado como el reconocimiento "del papel de estas mujeres en la construcción de la sociedad democrática así como reparar el honor de las mismas". Ni lo importante es su papel en la construcción de una sociedad democrática, sino las humillaciones y afrentas que sufrieron; ni el honor se repara 70 años después de los hechos con unos dineros. Muchas de aquellas pobres mujeres que salían de los cuartelillos llorando, rapadas y haciéndoselo encima -conozco a quien las vio así- poco pudieron hacer por la construcción de la sociedad democrática. Bastante tenían con sobrevivir cargando con la humillación, el miedo, el dolor, el robo de lo poco que tenían y la orfandad, la viudedad o la soledad, porque en muchos casos eran hijas, esposas o madres de fusilados o encarcelados.

¿Por qué se hace ahora y no antes si el PSOE, que propone la medida, lleva 30 años gobernando en Andalucía? No me cabe duda: porque las encuestas le son adversas y la estrategia del "Un bote, dos botes, tres botes… ¡Facha el que no bote!" puede echar una mano de pintura republicana, progresista y justiciera al pesante, agusanado, deteriorado, envejecido y salpicado de escándalos aparato socialista andaluz aferrado a la Junta. Proponiendo medidas disparatadas para criminalizar a quien las critique.

Un bote, dos botes, tres botes… ¡Facha el que no nos vote! Siguiendo la estrategia de Zapatero, el PSOE andaluz pretende provocar al PP para identificarlo con los fascistas que rapaban, daban aceite de ricino y encarcelaban a las mujeres. Mientras él se proclama -pese a que todo lo niegue, desde las opulentas formas de vida a las reaccionarias decisiones de gobierno- como heredero de los valores de la Segunda República. Hay algo peor que olvidar los crímenes y sus víctimas: manipularlas para perpetuarse en un poder que traiciona todo aquello por lo que lucharon, sufrieron y murieron.

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