La esquina

josé / aguilar

Feijóo, Felipe y Barrionuevo

EL presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, compareció ayer en el Parlamento autonómico a cuenta de las fotografías amistosas y viajeras que se hizo, cuando no lo era, con Marcial Dorado, uno de los contrabandistas de tabaco más conocidos de la comunidad gallega, actualmente en prisión por narcotráfico.

Feijóo habrá defraudado a sus adversarios políticos -y a sus enemigos dentro del PP-, porque, lejos de enrocarse y negar las acusaciones, ha admitido que se equivocó: la de Dorado era, en efecto, una mala compañía, con la que realizó diversos viajes de placer -no es descabellado pensar que pagados por el narcotraficante-, y ha pedido disculpas por ello, argumentando que por entonces era uno de los pocos gallegos que desconocía a qué se dedicaba éste y que cortó sus relaciones tras saberle imputado en las drogas. También ha reconocido que empresas de Dorado consiguieron contratos de la Xunta, tanto con el PP como con el bipartito PSOE-Bloque Nacionalista.

Salvo que se encuentren pruebas de su implicación en las actividades delictivas de su indeseable amigo (el juez que envió a éste a la cárcel no las halló), ahí debería quedar esta escandalera: Feijóo, que ya era alto cargo de la Xunta mientras se divertía en el yate del narco, no debió nunca ser tan descuidado eligiendo amigos y compañeros de fiestas, y no tiene que decir ahora que si algún gallego considera que ha de disculparse lo hará: ¡claro que tiene que disculparse!

Aquellas fotografías no le obligan a dimitir. Se las hizo hace dieciocho años, aunque el periódico más leído y la radio más escuchada sigan insistiendo, y más que lo harán, en las "fotos con el narcotraficante Marcial Dorado". Rebobinemos. ¿Acaso sería lícito desempolvar la foto de uno de los Consejos de Ministros de Felipe González y pedirle cuentas a éste por haberse retratado con "el secuestrador José Barrionuevo"? Claro que no: cuando lo nombró ministro del Interior, Felipe no podía saber que Barrionuevo iba a ser condenado por el Tribunal Supremo por ordenar el secuestro de Segundo Marey confundiéndolo con un terrorista de ETA.

Por cierto, Felipe González sí acompañó en plan solidario a José Barrionuevo hasta la puerta de la cárcel de Guadalajara cuando éste ya había sido sentenciado por terrorismo de Estado. Que se sepa, Alberto Núñez Feijóo no ha visitado en chirona al narcotraficante Marcial Dorado. Dejó de viajar y tomar el sol con tan mala compañía.

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