Pase lo que pase en esta jornada, el Betis seguirá en la quinta plaza, ese lugar de la tabla tan deseado. Deseado por todos y rotundamente imposible para el Betis hasta la aparición del nuevo orden, ese quinto lugar seguirá siendo bético ocurra lo que ocurra mañana, jueves de Feria, en el santuario verde, blanco y verde que se halla al final de la Palmera, a mano derecha según se sale rumbo a Cádiz. Pero cuidado con los daños feriales.

La mesura parece que preside el día a día de este Betis cambiado como un calcetín gracias a la gestión de quienes lo dirigen. Y entre los que lo dirigen, un hombre muy especial en la historia del club que anda estos días con unas prevenciones aparentemente desmesuradas, pero que sólo son fruto de su conocimiento. Ya se sabe que el conocimiento suele ser buen compañero de las prevenciones, como también se sabe que si alguien conoce la idiosincrasia bética es él.

Se trata de Lorenzo Serra, muñidor muy principal del cambio de actitud, y de aptitud, que anda muy preocupado con dos de los partidos que le restan al Betis para que sus deseos se cumplan. Se refiere el taumaturgo balear a los partidos que en Heliópolis ha de librar el equipo verdiblanco ante dos rivales en horas no bajas, sino bajísimas. Esos partidos, ante Las Palmas mañana y frente al Málaga dentro de dos telediarios, tienen sin sueño a Serra y eso será por algo.

La centenaria historia del Betis está bien surtida de partidos calificados de fáciles a priori, pero que a posteriori resultaron fatales. El primero ya está aquí y en pleno jueves de Feria, lagarto, lagarto... Afortunadamente, ese exacto conocedor del Betis y de sus circunstancias anda echándole agua al vino de la euforia y eso debe tranquilizar a la fiel y enorme clientela bética. También Haro emplea un discurso mesurado, mejor así, que la Feria la carga el Diablo.