EXTRAORDINARIA jornada para los nuestros y casi determinante para que el Realísimo cante el alirón, algo que bien puede suceder muy pronto, pasillo incluido del Barça en su cita de la Castellana. La Liga se acaba por lo más alto, se constriñe en sus cercanías y recobra muchos enteros el Sevilla para seguir en Europa un año más, para que este curso que muchos veían dilapidado se reconduzca hacia ese premio, no tan menor, como es un puesto al sol de la Copa de la UEFA. Paralelamente, el Barça entra en depresión y sólo se agarra al clavo lujoso de Champions, algo que no garantiza la paz para el andorrano Joan Laporta.

Fantástica disertación del Sevilla en un partido que sacó adelante gracias a que resurgió la plantilla para responder a los que sentenciaban que detrás de los titulares no quedaba nada. Pasó por encima del gran Villarreal sin que éstos pudieran ponerle un solo pero a su derrota. Y ahora ya tiene los pies más afianzados para repetir en la segunda competición continental. De campana a campana, los de Manolo Jiménez superaron a ese equipo tanto tiempo imbatido y que incluso llegó a vestir los ropajes de alternativo al Real Madrid. Y como dato particular, el partidazo de Daniel Alves, una exhibición más de un futbolista que no parece tener techo que le limite.

...y el Betis. Tremendo golpe de autoridad el que los de Chaparro dieron en la primaveral tarde aragonesa. Golpe, además, sobre un rival directo que ahora ha dejado de serlo, una especie de equipo en descomposición, con aspecto cadavérico y olor tremendo a Segunda. No puede afirmarse que el Zaragoza, ese aspirante a Champions, esté en Segunda porque aún depende de sí mismo, pero tiempo hacía que un equipo no se iba a la sima desde tan alto. Jornada fantástica para los equipos sevillanos, ideal para tener una Feria como está mandado, sin que la preocupación del futuro le ponga sordina al presente y ¿quién le auguraba al bético una Feria por encima del Valencia?