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Editorial

Giros socialista sobre los impuestos

AUNQUE a última hora no pudo culminarse el acuerdo con los dos diputados de Izquierda Unida para subir los impuestos a las rentas más altas, ha quedado clara la intención del Partido Socialista de dar un giro a la política fiscal practicada hasta ahora, basada en la reducción de la presión fiscal. Ya la semana pasada el Gobierno anunció cambios al alza en la imposición del tabaco y los combustibles, destinado a aumentar los ingresos del Estado para hacer frente al gasto social recrecido a causa de la crisis, aunque los responsables gubernamentales intentaron edulcorar este propósito con apelaciones a la salud de los fumadores y la disminución de la contaminación atmosférica. Tanto para equilibrar las cuentas públicas como para sacar adelante los presupuestos del Estado para 2010, el propósito del Gobierno está decidido: se camina hacia una política de subida de impuestos, que probablemente se concrete en los próximos días. Incluiría un incremento de la progresividad en el impuesto sobre la renta de las personas físicas, gravando a las rentas más elevadas, la aplicación no lineal del cheque por nacimiento a fin de beneficiar a las familias menos pudientes y no a todas las familias, y la eliminación de la modificación fiscal efectuada desde el año 2004 consagrando un tratamiento fiscal privilegiado a los trabajadores extranjeros afincados en España, que es habitualmente utilizado por los futbolistas de élite para tributar por el 24% de sus ingresos en vez de por el 43% que se impone a los ciudadanos españoles de rentas elevadas. Rodríguez Zapatero declaró que "bajar impuestos es de izquierdas" para justificar su anterior política fiscal, en la que llegó a hacer desaparecer el impuesto de patrimonio. Lo que ahora se está constatando es que se ha producido un cambio de posición en el socialismo gobernante. Se vuelve a una política fiscal más enraizada en la tradición de la izquierda y, al mismo tiempo, más sensible a las demandas del electorado progresista. Por lo mismo, menos propicia para granjearse las simpatías de los votantes de las clases medias urbanas, que son los que deciden en buena medida el resultado de las elecciones.

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