Ano ser que a última hora pongan a Toñi Moreno, el reality Tú al Norte y yo al Sur, tal como está pensado, va a ser un éxito de audiencia de la próxima temporada y hasta puede animar a la lánguida cadena del 7 que anda por el 8%. Estupendo. Las productoras Pausoka y Secuoya se asentarán en el humor, es decir, se basarán descaradamente en el espíritu de Ocho apellidos vascos (y de Vaya semanita, que estaba ahí mucho antes), para retratar las integraciones de los peces fuera del agua. Lo original habría sido hacer un intercambio con Groenlandia, pero no estamos ante un proyecto de riesgo. La diferencia principal entre norte y sur estriba en que los espectadores vascos están acostumbrados a reírse de ellos mismos y nosotros no tanto. En el fondo a los andaluces nos escuece que se rían de nosotros.

De toda esta corriente empeñada en hermanar norte y sur los de allá son los principales beneficiarios, una comunidad que por mucho que invertía en promoción turística siempre se veía manchada por el terrorismo. Los vascos son unos españoles que disfrutan históricamente de unos conciertos económicos e industriales bien beneficiosos y que durante siglos vinieron ocupando los puestos preferentes en la administración, como sentencia nuestro callejero más euskaldún. También habría que recordar algún día lo mucho que han sufrido tantos andaluces emigrados o destinados en el País Vasco, lugar donde, por ejemplo, son dados a pitar, quemar u ocultar los símbolos de todos. No es cuestión de fastidiar, y dirá usted que suena a facha, pero una vez más Andalucía es una marca de la que se aprovechan otros y no sé qué pretende la televisión de Urkullu tras este afán de campechanía y este sobeo. Está simpático promover la hermandad con los vascos como si todos fuéramos groenlandeses, pero Canal Sur debería tener también gestos de complicidad con Extremadura, Castilla-La Mancha o Murcia, regiones hermanas tan olvidadas como la andaluza y que, por clasismo, hemos solido mirar por encima del hombro.