DECÍAMOS en un anterior comentario que una crisis económica como la que estamos sufriendo y de cuyas consecuencias sociales ha alertado Cáritas pone a prueba los valores de nuestra sociedad y la red de protección que pueden tejer las familias y la Administración. En este sentido, hay que elogiar la iniciativa pionera en España que ha adoptado el Ayuntamiento de Sevilla de guardar las VPO promovidas por Emvisesa a aquellos que, por perder su puesto de trabajo o no lograr la financiación prometida o esperada de las entidades bancarias, se vean abocados a renunciar al piso adjudicado previamente. No hay día en que no nos lleguen noticias de municipios sevillanos y de otras provincias donde se paralizan promociones de viviendas por falta de crédito, o donde centenares de personas agraciadas con una de ellas deben renunciar a habitarlas porque ya no consiguen financiación bancaria al haber cambiado tanto la situación general económica como la suya particular. Así pues, al drama del paro o al golpe moral de la denegación del crédito por las dudas sobre la solvencia personal, se une el fin de la ilusión de acceder a una vivienda que supondría una mejora sustancial en la calidad de vida o permitiría la formación de un nuevo hogar a parejas jóvenes. Mientras que en esos municipios el problema es de momento irresoluble, en Sevilla, merced a la iniciativa del Ayuntamiento a través de Emvisesa, los adjudicatarios de una VPO con problemas económicos transitorios podrán gozar de una moratoria de cuatro años en el pago de la entrada. Sólo deberán abonar el 10% del importe total y el IVA completo. Por otra parte, quienes tengan el infortunio de perder su puesto de trabajo y hayan sido agraciados previamente con la adjudicación de una vivienda de protección, podrán solicitar que se les guarde el derecho a un piso en la misma promoción o, en su defecto, que se les facilite un inmueble de alquiler hasta que mejore su situación laboral. Son medidas tendentes a paliar el efecto de la crisis y con las que una Administración cumple la función más noble: ayudar a quienes más lo necesiten en esta hora de dificultad. El Ayuntamiento de Sevilla ha sabido estar a la altura de las circunstancias.

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