¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Guau

Cada vez está más cerca la distopía de una España de viejos pobres luchando por los recursos con los escasos jóvenes

De la película sólo recordamos esta escena: un viejo coronel mira con horror la compañía que le ha tocado en suerte durante una de esas encopetadas cenas del weekend inglés, una cacatúa que intenta introducirle en una terrible conversación de corte esnob sobre apellidos y títulos nobiliarios. Ante esta situación desesperada, el militar decide optar por la descortesía: "Perdone, milady, pero sólo me interesan los sables y los perros. Elija usted". No sabemos por qué tema se decantó la linajuda comensal, pero sí tenemos claro por el que lo habríamos hecho nosotros: los canes, esos animales que, al decir de Stevenson, llegarán al cielo antes que los humanos y que han conseguido el milagro de que el convulso Parlamento español haya aprobado por unanimidad una proposición del PP para la modificación del Código Civil y las leyes Hipotecaria y de Enjuiciamiento Civil. A partir de ahora, gracias a la intercesión del Poverello de Asís y al mazo de sus señorías, los animales de compañía (horrorosa expresión) pasarán a ser considerados judicialmente como "seres vivos dotados de sensibilidad", una evidencia científica que llega con retraso al BOE y que supondrá una mejora en la protección y el bienestar de los bichos.

No nos parecen mal las reformas impulsadas por el Congreso. Es más, nos hemos apresurado a felicitar a Pinto, el simpático y caballeroso spaniel bretón que habita con nosotros gracias a las buenas artes del fotógrafo y agricultor Falique Moreno. Sin embargo, no podemos evitar dibujar un mohín ante el hecho de que sus señorías hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en el bienestar animal, mientras el pacto por las pensiones sigue bloqueado por una comisión parlamentaria que, como esos perros que dormitan en las soleadas recachas de los cortijos y las ventas, ve como el problema crece sin que se tomen las medidas oportunas. En los últimos días han trascendido dos noticias que no hacen más que abundar en esta dirección: la llamada hucha de las pensiones está prácticamente agotada y, por tercer año consecutivo, el crecimiento vegetativo de la población española vuelve a ser negativo. Es decir -si la inmigración no lo impide- cada vez tendremos menos trabajadores jóvenes con los que alimentar esa "estafa piramidal" -como dicen los malvados- que es nuestro sistema de pensiones. Añádase a esto el paro y la precariedad laboral, con la consiguiente merma de las cotizaciones, y nos saldrá la distopía de España como un país de viejos pobres peleándose con los escasos jóvenes por la asignación de los recursos, la conocida "guerra de generaciones" que profetizan los cenizos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios