TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

HASTA la orgía creativa de esta década, en la televisión había básicamente cuatro tipos de series. Una era la comedia de situación, con mucha risa enlatada. De El show de Bill Cosby de los 80 se pasó a Friends en los 90 y a las actuales Como conocí a vuestra madre, con el desternillante Neil Patrick Harris, y los físicos-geek de The Big Bang Theory. Después estaban las series 'profesionales'. De médicos hay medio vademécum. Urgencias, Anatomía de Grey, House, Scrubs. De abogados, el catálogo de Aranzadi : La ley de Los Ángeles, Ally McBeal, Damages, Shark. Y de policías todo el Ministerio del Interior, desde Starsky & Hutch a Canción triste de Hill Street, o The Beast, del fallecido Patrick Swayze. Pero incluso cuando el terreno está más que trillado se puede innovar. El año pasado concluyó, tras siete temporadas, The Shield, una serie sobre polis absolutamente diferente a cualquier otra. Más brutal, mejor rodada, más realista y mejor interpretada. Su episodio piloto era como un disparo, y casi se puede comparar a su protagonista, el agente Vic Mackey de Michael Chiklis, con el Tony Soprano de Gandolfini. Al igual que nuestro mafioso favorito, este poli corrupto se ha ganado un lugar en nuestro corazón. Un hombre de familia que de tanto luchar contra la basura se convirtió en ella. La serie contó con estrellas como los oscarizados Forest Whitaker y Glenn Close, y uno de sus principales guionistas, productores ejecutivos y actores ocasionales fue Kurt Sutter. Si usted se cruzara con él en un callejón oscuro seguro que salía corriendo. Pero es uno de los tipos más originales de la televisión actual. Se ha atrevido a montar a Hamlet sobre una Harley para crear Sons of Anarchy, una serie sobre un club de moteros que trafica con armas. Va por la segunda temporada. Y es apasionante.

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