Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Homero

En menos de un año han muerto Joaquín Marín, Erquicia y Homero Valencia, periodistas de 'casa Azorín'

Los principales periódicos españoles se han hecho eco del fallecimiento de Homero Valencia. La discreción de su persona es inversamente proporcional a su relevancia profesional. En menos de un año, han fallecido tres periodistas muy importantes que tienen en común que pasaron por la residencia Azorín que fundó el cura donostiarra Manuel de Unciti y Ayerdi. En julio del año pasado se fue Joaquín Marín, con la vitola de haber sido desde la cabecera del Sur el director de periódico más joven de España. En abril murió Pedro Erquicia, que en 1973 puso en marcha Informe Semanal, el decano de los programas de Televisión Española.

La vida de Homero Valencia es una Odisea sin estridencias. Conocerlo aquel otoño de 1974 fue un regalo de la fortuna para un estudiante de una quimera llamada periodismo que había cambiado el pueblo por la gran ciudad, la familia por una comunidad de desconocidos y las ajustadas dimensiones del instituto por la anarquía espacial y temporal de las clases de la Facultad.

De vez en cuando nos visitaban algunos antiguos residentes. La presencia de Homero en aquel chalé de los Walpurgis del barrio de Chamartín, era uno de los pocos motivos que yo encontraba para pensar que no me había equivocado, que detrás de la quimera podía haber algo más. Nunca presumió Homero de las cosas que sobre él he leído cuando se conoció la noticia de su muerte: que fue uno de los cuatro periodistas españoles que cubrió en 1970 el proceso de Burgos; que vivió la vorágine de las seis ediciones que el diario Pueblo sacó el día de la muerte de Franco; o que un compañero de mili llamado Juan Luis Cebrián lo llamó de redactor-jefe de los telediarios cuando al frente de Radio Televisión Española estaba un tal Adolfo Suárez. Al frente de los informativos de esa casa está ahora José Antonio Álvarez Gundín, berciano de Ponferrada que estaba en aquella residencia que dirigía el cura que vino a casarnos a la Capilla de los Marineros y escribió Teología en vaqueros.

Además de miembro de la generación del 98 y pionero de la prosa poética, como se lo reconoce Gil de Biedma en la introducción de Ocnos de Cernuda, Azorín fue cronista parlamentario y por eso quizás el cura de Donosti lo eligió como padrino. Homero fue uno de los que lo acompañaron en un camino de Santiago en el que surgió la idea de fundar esta residencia que se convirtió en una Sorbona de reporteros.

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