LA ración de estadísticas para tener idea de quiénes somos, adónde vamos y de dónde venimos ya es una medicina de dosis diaria. Como las cañas se han tornado lanzas, la estadística nuestra de cada día es ahora el tañido de la campana que toca a crisis. De vez en cuando la tendencia alfanumérica se trunca con datos que intentan dar un respiro de esperanza y optimismo. Pero al día siguiente son abatidos por otra cosecha de indicadores económicos. Eso es lo que ha sucedido cuando se citaron fuentes del Instituto Nacional de Estadística para anunciar que la compraventa de viviendas en la provincia de Sevilla durante el mes de abril creció un 16% respecto al mismo mes de 2007. Tengo que manifestar mi incredulidad. No creo que los potentados con liquidez se hayan lanzado a una compra masiva de inmuebles, porque son listos y saben que a final de año les saldrían más baratos.

Insisto, esos datos me parecen realidad virtual en un territorio donde el Ministerio de la Vivienda asegura que las transacciones inmobiliarias cayeron en Andalucía un 8,6% en el primer trimestre del año. Donde la DGT confirma que las matriculaciones de coches han disminuido en la provincia de Sevilla un 37,5% en junio, mes que siempre es de los mejores en la venta de vehículos por la inminencia de las vacaciones sobre ruedas. Donde el Barómetro de Economía del Ayuntamiento de Sevilla indica que ha bajado un 26,7% el número de sociedades creadas y un 65% el visado de viviendas nuevas.

Sospecho que las serpientes de verano 2008 van a ser inopinados datos parciales para hacer ver que ya está cerca la salida del túnel. Pero su longitud sigue siendo un problema irresoluble. Sobre todo en Sevilla, donde ya quieren deshacerse de la tuneladora canadiense para enfriar el sueño de quienes piensan que tras inaugurar la línea 1 se construye la línea 2. El Gobierno Zapatero da la callada por respuesta.