LOS independientes que incorporan los partidos políticos a sus listas son vistos habitualmente con recelo por quienes forman parte de los aparatos. Se les considera una suerte de intrusos que "poco aportan" más allá de los titulares del primer día que buscan proyectar una imagen de participación, riqueza de planteamientos y apuesta por la sociedad civil. Cuando se gobierna, el independiente toma decisiones y no está curtido en la disciplina de partido. En el caso del PP, se nota con Francisco Javier Landa. Algunos ya dicen que si es más autónomo que independiente. El alcalde ya lo ha desautorizado una vez.