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josé / aguilar

La Infanta que no se enteraba

LA Audiencia Provincial de Palma aceptó en mayo pasado, a petición de la Fiscalía, suspender la imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos que había dictado el juez instructor, José Castro, aunque indicó a éste que pidiera informes a la Agencia Tributaria sobre el papel de la hija del Rey en la sociedad que compartía con su esposo, Iñaki Urdangarín. A través de ella se manejaban los fondos obtenidos, presuntamente, en las lucrativas actividades de tráfico de influencias de Urdangarín.

Ahora que el juez Castro estaba considerando seriamente volver a imputar a Cristina de Borbón, el fiscal le ha presentado un escrito solicitando que no lo haga. Un escrito exculpatorio de carácter preventivo -puesto que se remite antes de que el instructor requiera el pronunciamiento de las partes- en el que asegura que no hay nada nuevo (ni indicio, ni dato, ni documento ni declaración) desde que se dictó la resolución de mayo que la desimputaba.

Esto no es enteramente cierto, ya que entre mayo y noviembre se ha podido saber que los esposos Urdangarín-Borbón urdieron un contrato ficticio de autoalquiler del palacete de Pedralbes, destinado a evadir impuestos, y que la Infanta emitía facturas mensuales para cobrar de la empresa familiar a la que se desviaba el dinero procedente de los negocios irregulares del ex campeón de balonmano.

La tesis exculpatoria del fiscal Horrach -jurista con fama de implacable que, de hecho, va a pedir doce años de cárcel para el yerno del Rey- tiene una derivación objetiva que probablemente esté lejos de su intención: arroja graves dudas sobre el nivel de inteligencia de doña Cristina. Vamos, que parece partir de la base de que la Infanta no se enteraba de nada, era dueña del 50% de las acciones de una compañía de cuya gestión no se ocupaba en absoluto, firmaba los papeles que le ponían por delante sin ser consciente de su contenido y confiaba plenamente en el hombre de la casa. Una mujer tradicional, de las que ya no quedan. Pues aun así debía saber que con su propio salario y las remuneraciones de Urdangarín en varios consejos de administración no les podía alcanzar para llevar el tren de vida que llevaban y gastarse lo que se gastaron en el palacete famoso.

Seguro que el fiscal no es hombre de consignas y que está convencido de la inocencia de Cristina de Borbón, pero ¿la habría exculpado antes de tiempo si no fuera hija de los Reyes de España?

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