Las dos orillas

José Joaquín León

Influencias del Carnaval

HOY es domingo de Carnaval, al menos en aquellas ciudades y poblaciones andaluzas donde se celebra esta fiesta. La mayoría coincide con los municipios donde el Estatuto andaluz consiguió menos apoyos en el referéndum del pasado año, y no porque los carnavaleros sean poco autonomistas, sino porque se les ocurrió convocar la consulta en el día grande de las fiestas.

Fue un error inexplicable, por la mucha afición que le tienen algunos políticos andaluces al Carnaval. Manuel Chaves, que siempre se presenta a las elecciones por Cádiz, era un habitual de los domingos de coros en la Plaza gaditana, bien colocado por la zona del Merodio. Pero la verdad es que no ha llegado a disfrazarse, como su compañero de partido Rafael Román, ex consejero de Cultura y ex presidente de la Diputación gaditana y actualmente diputado del Congreso y concejal. Al socialista Román, aprovechando su parecido físico, se le ocurrió disfrazarse del general Franco, mientras su esposa, la diseñadora Tere Torres, iba de doña Carmen. Desde entonces a Román se le consolidó el apodo de Franquito, y ya no hay quien se lo quite.

Sin llegar a este punto, de tanto verlo en Canal Sur, la política ha imitado cosas del Carnaval. Manuel Chaves es un valor seguro, como el coro de Julio Pardo, que lleva 20 años consecutivos entrando en la final y ganando premios. También Chaves consigue siempre premio en las elecciones. El PP ha recurrido a diversos autores, incluso a la alcaldesa gaditana, Teófila Martínez, a la que tanto cantan en esta fiesta. Esta vez recurren a Javier Arenas, autor veterano, que no viejo, pero tienen muy difícil dar el pelotazo, según los pronósticos de quienes han acudido a los ensayos, que son las encuestas.

El problema es que a Chaves no se le puede ganar con su mismo repertorio, porque le funciona bien y ha conseguido un montón de premios. Deben inventar algo nuevo, más ocurrente, y lo primero sería el lema de campaña. Nada de cambios para mejorar. La gente de los pueblos piensa que estamos bien. Si hubieran propuesto: "¡Dale un cajonazo a Chaves!", el personal lo entendería mejor.

En Madrid no se enteran de estas cosas, aunque les presentan el Carnaval de Cádiz todos los años, no sé para qué. Así pensarían que un cajonazo es una agresión intolerable a un alto cargo. Pero no, un cajonazo es lo que es: lo que se llevó Rajoy el 14-M de 2004 cuando las encuestas decían que iba a ganar. Y un pelotazo fue lo que dio Zapatero aprovechando a tope un repertorio aparente, aunque sin mucho contenido. Sin embargo, en el concurso electoral de Andalucía estas cosas no pasan. Y Chaves confía en pasearse otra vez, como si fuera en la carroza del coro de los 20 premios.

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