EL día 31 Informe semanal cumple 35 años. Habrá fastos y recordatorios, seguro. Sin embargo, el mayor tributo que puede hacerse al programa, y el mejor de los homenajes que su equipo puede dedicar a nosotros, sus espectadores fieles, es el del trabajo bien hecho. En cualquiera de sus ediciones cotidianas del sábado. Por ejemplo, la anterior a las celebraciones. Como la de este último, que en plena vorágine vacacional, mientras las televisiones proseguían su andadura con el piloto automático puesto, volvió a destacar como un islote en medio del océano.

Hablaron del agua, de la revuelta del Tibet, de una capilla transformada en centro de investigación, y de las saetas. El reportaje con aroma semanasantero estaba firmado y contado por la voz dulce e inconfundible de Mayte Pascual. En Saetas, voces del sentimiento hablaron con acento muy del sur algunos cantaores de Jerez. "Las saetas son una flecha que atraviesa el ambiente", dijo la reportera, en lo que pudo ser una de esas greguerías que encantarían a don Ramón. Y culminó con una definición limpia. "Son capaces de transformar el espíritu en materia".

Desde hace unas fechas, Informe semanal no se emite en directo. Los presentadores de los informativos graban sus entradillas con antelación. Poco importa. Incluso es mejor así. Realmente nos sobraban esas acotaciones de cuando se hacía en directo, y la presentadora decía la hora o añadía un teletipo de última hora a una noticia. En un material tan propicio para el archivo y la atemporalidad, sobraba la inmediatez.

Por cierto, que en La noria se pusieron trascendentes e hincaron el diente a la guerra de Irak, planteando por qué Bush y Aznar no reconocen su inoportunidad. Que nadie se llame a engaño. Lo de Jordi González es un entretenimiento.

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