OIGA, no es por alarmar, pero me temo que la lluvia está esperando a los días señalaítos para dejarse ver por estos pagos. Por lo pronto, tenemos en todo lo alto una boina negra que lleva camino de hacernos primos hermanos de aquel Bilbao sombreado por los Altos Hornos. Inversión térmica le llaman los expertos a esa capa negra, negrísima, que pone en jaque a los asmáticos y que algunos oportunistas achacaban a la luz verde de Zoido para que los coches entren en el centro. Pero lo que sí queda claro es que con lluvia no habría boina negra y todos estaríamos menos intranquilos con su presencia, pues ello presagiaría unas fiestas primaverales con menos riesgo de pasos sin salir y de chiqueros sin abrirse. Con lo bien que empezó la otoñá y lo seco que discurre este invierno; tan frío que hasta nos ha colocado en todo lo alto una boina zaina que no abriga pero que nos hace ponernos en lo peor.