Aunque calificando la llegada del Betis al Camp Nou como la obligada visita que cada año hay que hacer al dentista, lo cierto es que ni el dentista éste le mete miedo a nadie ni el paciente se comportó como es debido. Y ya que acabó el tiempo de laboratorio y que las probaturas son a fuego real hemos de convenir en que la impresión que dejó el Betis en el gran escaparate barcelonista ha sido muy baja y ciertamente inquietante.
¿A qué juega el Betis? nos preguntamos tras ver a un equipo timorato a más no poder y que acabó el pleito sin haber inquietado ni una sola vez al portero rival. Con un juego cangrejil y muy parecido a lo que un día alguien calificó como gilifútbol, el equipo de Setién deambuló por la grama sin mirar adelante en ningún momento. Con decir que Adán la jugó más veces con el pie que Guardado o que Nahuel le dio más balones a un blaugrana que, por ejemplo, Alcácer está todo dicho.
A mí me parece encomiable la innegociable filosofía de fútbol que quiere imbuirle Setién a su gente. Claro que también hay que convenir en que de siempre se ha dicho que quien nace lechón muere cochino, ergo sobran las palabras para aclarar algo que yo veo complicadísimo. En descargo de la cosa hay que recordar que faltan muchos presuntos pilares a lista. Por cierto, ¿se sabe cuánto tiempo falta para que el Betis amortice algo de lo que gastó en fichar a Sanabria?
Ya sé que esto no ha hecho más que empezar, pero la inquietud ha hecho acto de presencia en el bético. Sería una pena que coincidiendo con la buena labor que está haciéndose en el club no tenga correspondencia con la que se realiza en el campo. Pasó la pretemporada, que creo que se desperdició en gran parte con pruebas que no venían a cuento, y la dura realidad ha comenzado de mala manera, por lo que convendría resolver la inquietante incógnita de ¿a qué juega el Betis?
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios