DE los creadores de Pesadilla en la cocina ahora llega Sorpresa, sorpresa con el jefe. Un publirreportaje encubierto en el que los directivos conocen la vida de su gente a ras de suelo. Si lo de Chicote suele ser un manual sobre la desgana, la chapuza y los malos hábitos El jefe infiltrado tiende más hacia las condiciones laborales y a las historias que hay detrás cuando los currelantes son desconfiados, desganados o, todo lo contrario, voluntariosos pese a los malos, o incluso buenos, jefes intermedios que tienen encima. Era entrañable ese momento en el que un barrendero de la malagueña Limasa declinaba el reconocimiento de un viaje a Canarias porque a "su señora" le daba miedo el avión. Al final el jefe, que se empeñaba con el regalo, le convenció para que se fuera a Benidorm. Y muy curioso el personaje de la operaria de reciclaje que le gustaba tomar fotografía a las coloridas pilas de objetos.

El jefe infiltrado tiene sustancia a lo largo de la experiencia del gestor sumergido hasta las cejas entre los curritos pero el interés y los sentimientos crecen cuando el disfrazado ajusta cuentas cara a cara con quienes ha trabajado a pie de calle. Eso le permite al programa de Cuatro Cabezas mantener la atención hasta el final, hasta que los jefes travestidos en Isabel Gemio con corbata reparten regalos, alabanzas y alguna colleja, aunque hubo un empleado de la cadena de pizzerías que abría la serie que, nos tememos, se jugó el contrato.

El jefe pasó en su momento con más pena que gloria por Antena 3, cuando alternaba el reportaje con el plató. Para La Sexta se ha reconstruido como un formato más 'callejero', aprovechando las experiencias de la Pesadilla y mirando de reojo a la versión original. El programa además encuentra en La Sexta un canal más idóneo por el tipo de contenidos y por la línea editorial. En la misma cadena de Évole y Ferreras estos jefes inquietos y, suponemos, que siempre con buena voluntad, han encontrado en el programa cierta expiación a cambio de un buen spot de una hora.