DESCUBRIR el formato y enamorarnos del mismo fue todo uno. Brain Games engancha. Permite su revisión una y otra vez, porque siempre se descubre algo nuevo. Producida por National Geographic, lo que pretenden estos "juegos mentales" no es más que invitar al espectador a que interactúe, del primer al último de los trepidantes 25 minutos que conforman cada entrega, con el fin de conocer cómo funciona el cerebro, cómo nos engaña, cómo se anticipa, cómo nos defiende.

En una de las últimas entregas emitidas (en total hay producidas cinco temporadas, por lo que sus fieles estamos de enhorabuena; a pesar de las redifusiones que lleva a cabo La 2, todavía hay muchos episodios inéditos por emitir) Jason Silva nos habló de las adicciones. Como el programa está a la última, como aborda el mundo y los comportamientos de aquí y ahora, abordó los porqués de la adicción del ser humano a los dispositivos móviles. Vimos a gente joven pero también adultos sucumbir a la tentación del aparato, sucumbir a sus señales, incapaces de vivir más de cinco minutos sin consultarlo. Nos explicaron los expertos que las causas de todo ello están en la dopamina, esa sustancia estimulante que nos aporta pequeños chutes de felicidad a lo largo de cada día.

El placer no está tanto en comer cuanto en el instante anterior a ingerir el alimento. La verdadera felicidad está en las vísperas del acontecimiento. Lo más placentero del mensaje de texto no llega tanto al consumar su lectura cuanto al predisponernos a atender a la señal que nos pone en alerta, dopamina mediante, invitándonos a saber del otro, a compartir con los otros.

De todo ello se habla con gran eficacia didáctica en Brain Games, por derecho, el mejor programa divulgativo de producción ajena emitido en nuestra televisión en los últimos años. Una verdadera joya.

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