EL pasado uno de noviembre Huracán cumplió 100 años y la extraordinaria revista argentina El Gráfico dedicó un número especial para la ocasión. En el mismo se hacía un repaso sincero y emotivo a la historia de El Globo -al que por cierto entrenará don Ángel Cappa a partir de enero- desde sus comienzos de potrero con faltas de ortografía hasta sus vaivenes actuales, pasando por la gran explosión de 1973, con el título en sus vitrinas.

A propósito de ese gran momento de Huracán, la revista ofrece una deliciosa y maravillosa entrevista con el que fuera técnico y muñidor de aquel gran Huracán de Basile, Brindisi, Russo, Babington, Houseman… Nada más y nada menos que don César Luis Menotti. En un momento de la charla, más que recomendable para quien quiera saber algo de fútbol, el Flaco matiza la pregunta del reportero acerca de lo lindo que jugaba aquel equipo y de cómo pudo conseguir el técnico tal capacidad de belleza. "No se juega lindo: se juega bien. Todas las cosas que se hacen bien están a un paso de encontrar la belleza", sentencia Menotti.

El sábado por la noche recordé esa entrevista viendo jugar al Barcelona en Nervión. Podríamos entrar en debates de lo que pudo haber sido el partido si en la primera parte hubiera entrado uno de los goles que pudo haber marcado el Sevilla, si en la primera parte Eto'o no hubiese anotado tras un rechace, si en la primera parte… Lo único real es la exhibición que dio el Barcelona, no sólo en el maravilloso segundo tiempo sino también en el primero, ése en el que pareció que no hizo nada, ése en el que Xavi se escondió entre los centrales para sacar de sitio y de quicio a Maresca y dar así superioridad de juego y balón a su equipo, ése en el que pareció que el Sevilla, iluso él, podía hacer algo frente al Fútbol Club Barcelona. Eso, que diría don César Luis, es jugar bien, que al fin y al cabo es lo lindo.