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PASA LA VIDA

Julio Romero de Torres pintó a la mujer donostiarra de Bildu

CÓRDOBA se abrasa en la decepción, Andalucía sigue sin ser tenida en cuenta para la política de relanzamiento cultural de una ciudad, y queda para los anales una verdad sumergida: Sevilla, sin título otorgado y sin estrambote, fue la capital europea (y universal) de la cultura en 1992, aunque a Madrid le dieron ese caramelo para compensar la osadía del protagonismo patrio tan lejos de la Puerta del Sol y tan cerca de la Giralda y de las Ramblas. La actividad cultural dentro y fuera de la Expo 92 fue tan extraordinaria que Madrid'92 quedó eclipsada a todos los niveles... menos en los telediarios, tan comodones para filmar en Lavapiés y no en el Arenal.

La derrota de la candidatura de Córdoba es un fracaso sin paliativos para Andalucía. La llegada de los batasunos de Bildu al puente de mando del Ayuntamiento de San Sebastián y de la Diputación guipuzcoana era, por alarmante, amenazante y reciente, la coartada perfecta para que un comité en cuya composición influye la política, evitara darle esa bicoca y ese escaparate internacional a quienes llevan décadas buscando escaparates para justificar fuera de España que el terror etarra es un movimiento de liberación. Todo lo contrario: la victoria de Bildu sobre el socialista Odón Elorza ha sumado puntos, por imaginarse que los abertzales van a abanderar la cultura de la no violencia y jubilarán definitivamente a los comandos etarras.

Primar a quienes, por acción u omisión, tanto han contribuido a que ETA exista 36 años después de la muerte de Franco, es un escandaloso agravio a los habitantes de las restantes ciudades en liza, que no utilizan la violencia y la extorsión como moneda de cambio. Y otra evidencia de que Andalucía sólo es tenida en cuenta como marco incomparable. Ni política ni culturalmente se da a valer. Estamos, por deméritos propios, instalados en el estereotipo de región de monumentos masivamente visitados por los turistas, y olé. Y, mientras tanto, la Andalucía cultural del siglo XXI está en caída libre. Eso nos debe preocupar mucho más que perder el marchamo del 2016.

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