Tras la alternativa del sevillanísimo Pablo Aguado, esta tarde se doctora un sevillano de la Costanilla. Y a ella iré a favor de querencia porque se trata del hijo de uno de esos padres a los que uno ha querido y quiere tanto. Se convierte en matador de toros el hijo del inconmensurable Rafa Serna, uno de esos personajes que me erizan la piel sólo con hablarles y, sobre todo, oírles hablar, uno de los que mejor han cantado a Sevilla en una suerte de pregones y de medias verónicas rimadas que instituyeron un estilo para el vello de punta. Rafa, que anda a machetazos con la vida, verá gozoso cómo su hijo se convierte en doctor en tauromaquia en la primera Universidad del toreo. Y a un servidor se le encogen los adentros y se le alborotan las pajarillas viendo a ese padre y a ese hijo, verde que te quiero verde, caminar de la mano de la esperanza, de la Esperanza Macarena.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios