Vamos ganando y a ver si esta noche se remata la faena. El doble duelo futbolístico Barcelona-Sevilla lo llevamos encarrilado gracias al gran triunfo que logró el equipo sevillista en el soleado mediodía junto a Barcelona. Una victoria que se contempla como un fuerte puñetazo en la mesa de LaLiga y que pareció mucho más fácil de lo que se esperaba tras el buen nivel mostrado por los pericos el miércoles frente al Barça en ida copera.

Ya de antemano le gustaba a la clientela que su entrenador repitiese equipo, que eso de las rotaciones queda muy en entredicho cuando no viaja junto al éxito. El equipo había logrado una victoria de etiqueta en el Metropolitano y para qué cambiar lo que funciona. Ni setentaidós horas entre un compromiso y otro, pero Montella tomó la sublime decisión de jugar con los mismos y el resultado no pudo ser mejor, algo que imitó Quique Flores dejando a Diego López en la portería.

No le fue igual al sobrino de Lola Flores, ya que la decisión iba a volvérsele en contra en la primera intervención del portero ex sevillista. Y desde ahí, sólo un cuarto de hora de partido, todo le sopló al Sevilla de popa. Poco después, golazo del dinámico y eficiente Sarabia, que hizo estragos incidiendo desde fuera a lo más profundo del Espanyol. Todo resuelto a falta de una hora de juego, ya que el Sevilla encontraba un práctico cómplice en la falta de acierto del rival ante el gol.

Victoria fundamental para ahuyentar los malos rollos y para seguir aspirando a engancharse al primer vagón de la tabla. Montella, tan cuestionado hasta el miércoles, le ha dado la vuelta a la tortilla mediante la vieja conseja de no tocar lo que funciona. Tiempo habrá de rotar, que curso hay para largo, y a ver si es posible que aquello de saberse la alineación de carrerilla vuelve de ese exilio al que lo condenaron los entrenadores con sus decisiones, incomprensibles muchas.