Punto de vista

josé Ramón / del Río

Leyendas

DURANTE muchos meses, un grupo de personas nos hemos reunido en el Casino Gaditano los días 12 de cada mes para colaborar con nuestras modestas sugerencias a la mejor celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812. De entre ellas destacó la propuesta de Miguel Nuche, presidente del Casino, de aprovechar la Cumbre Iberoamericana para reunir a los agregados comerciales de Iberoamérica y Filipinas y constituir una plataforma logística, de manera que Cádiz se convirtiera en agente comercial de Iberoamérica, en Europa, como en cierta medida lo fue en el siglo XIX. Y la destaco porque la idea ha sido tan bien acogida por la alcaldesa, Teófila Martínez, que la ha hecho suya, como propia.

Ahora que el proyecto de la plataforma está en las mejores manos, y animados por ello, algunos no queríamos dar por finalizadas estas reuniones, porque pensamos que la sociedad civil es el mejor acicate para la actuación de los poderes públicos y pronto se encontró razón para continuar estas reuniones, aprovechando la presencia en Cádiz, por razón de matrimonio, de la escritora Almudena de Arteaga, que es una de las más reputadas novelistas españolas, como demuestran no sólo las cifras de libros vendidos, sino también los premios recibidos, y a la que se invitó a asistir. El contrapunto masculino lo ponía Jesús Maeso de la Torre, también novelista, que aunque nacido en Úbeda se considera gaditano, porque aquí vive, escribe y enseña desde hace más años que los que vivió en su Úbeda natal. Ambos son los más destacados autores de novelas históricas, y como yo no tengo espacio para mencionar sus libros, ensayos, artículos y premios recibidos, me remito a internet para que usted pueda satisfacer su curiosidad.

Me disculpará Jesús si lo dejo, de momento, a un lado en este articulo, porque, reflexionábamos algunos asistentes, que Almudena hace por la condición femenina, mucho más que las profesionales u honorarias del feminismo activo, en su lucha contra el machismo. Almudena, que hoy es marquesa de Cea y que será duquesa del Infantado, por ser la mayor de sus hermanos, no sólo escribe de sus antepasados, tan ilustres como el marqués de Santillana o la princesa de Éboli, sino que ejerció su profesión de abogada hasta que la literatura le ocupó todo su tiempo. No está donde está porque se le haya reservado una plaza en la cuota que se asigna a las de su sexo. Ahora ha recibido el encargo de escribir sobre leyendas de Castilla y algún día se escribirá de ella como de una mujer legendaria.

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