MIGUEL Ángel Fernández Ordóñez, MAFO, pata negra del socialismo, militante histórico del PSOE, considerado desde siempre uno de los economistas estrella por encima de su ideología y militancia, se ha convertido en la pesadilla de Zapatero, el pepito grillo que pone en cuestión sus anuncios y sus políticas contra la crisis.

MAFO, un gurú a quien nadie en el PSOE cuestionaba, se ha convertido en un maldito para el Gobierno desde el momento en que fue nombrado gobernador del Banco de España. Si creía Zapatero que iba a domeñarle estaba equivocado, si pensaba que su militancia estaba por encima de su profesionalidad es que no conocía bien el estilo de trabajar de los Fernández Ordóñez, si estaba seguro de que nunca le iba a plantar cara en agradecimiento a que le facilitara el acceso a uno de los cargos de mayor prestigio en el mundo económico, entonces el presidente demuestra que no tiene la menor idea no ya de cómo se mueven los que conocen bien las entretelas del mundo de los dineros, sino que tampoco de que muchos ciudadanos destacados anteponen los intereses generales a los intereses particulares, y no le bailan el agua a nadie así les aspen.

MAFO le acaba de dar otro revolcón a Zapatero y a su equipo económico. El gobernador ha dado luz verde a un informe del Banco de España en el que hace un pronóstico negro del futuro inmediato, pide prudencia ante el exceso de gasto público, pide cambios estructurales en las políticas de empleo y cambios en la legislación laboral. Es decir, MAFO demuestra una vez más que no se casa con nadie, ni siquiera con este Gobierno presidido por quien le ha nombrado, un gobierno en el que están los suyos, los socialistas.

Llega el informe cuando Zapatero intenta sacar pecho tras sus malos resultados electorales. Llega cuando anuncia en Barcelona que está a punto de cuajar un acuerdo de financiación que difícilmente podrá asumir un país en números rojos; se trata además de un acuerdo que no es tal, porque el presidente ha prometido a todos los responsables autonómicos más dinero del que cobraban hasta ahora, y así no salen las cuentas. Aparte de que premiar a Cataluña como se la premia va a provocar agravios, tensiones, incomodidad y sensación de que se paga con dinero el posible apoyo a determinadas iniciativas parlamentarias, aunque eso no ha ocurrido sólo en tiempos de Zapatero.

El gobernador le ha vuelto a hacer un roto a Zapatero. Un roto y un descosido. Pero no hay que cabrearse con el mensajero, con Fernández Ordóñez. El que tendría que rendir cuentas es el que no acierta con su política económica.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios