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Crónica personal

Pilar Cernuda

Mal perder

ESTÁN mostrando su peor cara a la hora del relevo, se están dejando llevar por el mal perder; algunas actuaciones de personalidades del PNV dejan en pésimo lugar unas siglas que, por encima de discrepancias ideológicas, merecen respeto. Las declaraciones que han realizado desde el primer momento dudando de la legitimidad del gobierno de Patxi López, la ausencia de los obligados aplausos de cortesía a la hora de tomar posesión el nuevo lehendakari, la forma en que se despidió Ibarretxe de la política dando un último rejonazo al acuerdo entre el PSE y el PP, y la ausencia de Urkullu en el solemne acto de la casa de juntas de Guernica son el peor ejemplo de cómo se debe hacer política. Han fallado estrepitosamente en su comportamiento público y privado, han dado pruebas de una mala educación imperdonable entre responsables políticos y han demostrado que anteponen su apego al sillón a la aceptación del resultado de las urnas.

Entre los dirigentes de actitud imperdonable destaca Iñaki Anasagasti, un hombre de larga trayectoria política, con muestras sobradas de sentido del Estado en tiempos no tan pasados, y que desde que sus propios compañeros de filas decidieron apartarle del Congreso y presentarlo candidato al Senado rezuma rencor por todos sus poros. Su trabajo no es excesivo, por lo que se ha refugiado en un blog en el que desde hace unos años escribe con especial veneno, echa por tierra su trayectoria y arremete contra un Estado al que debe todo, pues ha formado parte de las instituciones del Estado -y de ellas vive- casi desde que tiene uso de razón, en el Congreso, en el Senado. Estos días su desazón por ver al PNV desalojado del gobierno autonómico le ha llevado a escribir frases que algún día se avergonzará de haber escrito, y que echan arena en una trayectoria que merece respeto, como toda la que defiende un partido democrático a través de métodos democráticos.

Anasagasti ha intentado ridiculizar a López con una parodia de su fórmula de juramento, ha dicho que no reconoce a Patxi López como lehendakari y, en el colmo ya de la incomprensible ira que le invade, ha escrito que la democracia española actual le da asco. Pues que tengo cuidado porque a esta democracia española actual le debe ser lo que es. Y los que defienden esta democracia actual española pueden decidir que deje de ser lo que es, molestos y disconformes con sus opiniones sobre la democracia española actual. Parece olvidar que esta democracia española actual es la que legalizó el PNV, la que defendió la España autonómica y el reconocimiento de los derechos históricos vascos , y la que ha garantizado que todos los españoles puedan decidir sobre quienes les representan.

En los momentos de la pérdida del poder se demuestra la grandeza de las personas. Anasagasti ha comprado todas las papeletas que le convierten hoy en una figura patética.

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